29.9.05

Andrés

Pobre Andrés, ¡qué vida lleva! Levantado desde tan temprano, una ducha, un afeitado perfecto, un pis. Un café, bebido y como siempre frío (nunca da tiempo a calentarlo). Besos y adiós que se me escapa el autobús. Colocarse la chaqueta mientras baja el ascensor (un día de estos va a resultar muy difícil explicarle a doña Remedios, la del tercero, que Andrés no es un sátiro, que Andrés termina de vestirse en el ascensor porque el despertador atrasa). Buenos días (qué empeño en saludar todas las mañanas al portero automático). Corre que te corre que se escapa el bus. Como siempre hasta los topes. Acelerón y frenazo en seco, los noventa y siete viajeros colocados y aún, con hueco suficiente para que entren otros treinta y nueve más. Hora punta.
Cuarenta y dos minutos con tres codos en el lomo y un paraguas clavado entre la séptima y la octava vertebras dorsales (y luego dicen que la acupuntura es sana). Final de trayecto. Autobús desalojado en cero coma tres segundos, y no hay heridos. Récord de Europa.

Siete cincuenta y cuatro. Y Andrés entra en la oficina. Una carta, dos cartas, tres cartas. Apagón. El ordenador no había guardado nada en la memoria. Otra carta, dos cartas, tres cartas. Ahora sí, las copias al archivo. A ordenar la correspondencia. Seis estados de cuentas, doce facturas y dos letras devueltas. En pie, el director.

Martínez, la orden del día y un café, con sacarina. A preparar esos informes, y a pasar a limpio uno, dos, tres, ochenta informes. Terminar la nota de gastos, apuntar los vencimientos, asentar los cobros, aplazar los pagos, rellenar el tecé uno y el tecé dos (copia nueva porque no calca bien). Las once, un café y una tostadita y a ver si hoy no se te quema. El atleti estuvo bien pero le falto suerte, como siempre. Y media. Martínez, siempre se retrasa ¿están ya esos informes, llame a Barcelona que nos manden la copia de los albaranes de Guerrero y Guerrero.

Revisar las nóminas, archivar los faxes, llamada a Barcelona (qué manía con el digui), preparar el mailing, anular las fichas de fallecidos y ausentes, registrar la correspondencia emitida, reclamar dos pedidos, atender el teléfono, Don Javier está reunido en este momento... sí...sí... ya le llamará él en cuanto termine... (otro que quería cobrar). Llevar documentos al banco, preparar la circular para revendedores, ajustar las nuevas tarifas, traducir el fax de Barcelona (que empeño en escribir en catalán).

Las dos. A comer, ensalada mixta o gazpacho y filete o huevos fritos ¡qué original! 9 uritos, café incluido. Las tres y media, a la oficina. Rellenar impresos del IVA, reordenar el archivo: Facturas, en la efe; cartas, en la ce; impuestos, en la í; balances, en la be; y morosos, en la pe (pendientes de pago). Teléfono, Don Javier no está... sí, le di su recado... no, no es probable que vuelva ya... A usted. Escribir dos cartas, cuatro invitaciones, contabilizar pagos pendientes, reclamar dos fianzas, preparar impuesto de sociedades. Las seis y media, apagar las luces, cerrar la puerta, el autobús. En casa. Papá... las notas, (no hay paga). Andrés la cena, la película (un ronquido), la cosita con mamá, a dormir...

Y otro día, el despertador. Entrada en el cuarto de Carlitos. A oscuras, a hurtadillas.
Menos mal que Carlitos se saca unos cuartos con la cocaína. Si no, lo de Andrés no sería vida
Nepión

28.9.05

Diarios del paro II

Hace unos días, contaba yo que había estado en la oficina del INEM. Y, aunque tras leer mis palabras es posible que alguien pueda pensarse lo contrario, no quisiera parecer que ahondo en el desprestigio del Instituto. Muy al contrario. Quiero ahondar en ello. En honor a la verdad, he de reconocer que durante mi visita, larga, pues me tuvieron más de dos horas en espera de nada, fui testigo de una oferta laboral. Lógico, pudiera pensarse, al cabo y al fin, el INEM es uno de los lugares donde acudimos los trabajadores cuando nos convertimos en a-salariados (carentes de salario). Mas, nadie que haya visitado las oficinas del Instituto, podrá decir que haya visto un ápice de esperanza reflejado en los rostros de quienes esperan desesperanzados la llegada de los empleados de Esperanza –parte del INEM ha sido asumido por la Comunidad de Madrid-.
Sea como fuere o seriese, cumplí con mis obligaciones de recién parado acercándome a la oficina del INEM de mi barrio que, por suerte, háyase próxima a mi domicilio habitual. Cargaba yo cuantos documentos creí necesarios para cubrir cualquier contingencia que el empleado de turno pudiera manifestar: el caduco contrato que tiempo atrás tanta alegría me había dado, la fatídica misiva que anunciaba la caducidad del anterior, las pertinentes copias del te-cé-dos de la empresa, el certificado de haber percibido estipendio durante no sé cuántos días, fotocopias varias del deeneí, certificado de empadronamiento, un papelajo arrugado en el que llevo apuntado el número de la cuenta corriente por si el caso de que hubiera cubierto el mínimo de días laborados para conseguir la condición de subsidiado y hasta el resguardo de la ITV del coche. Nunca se sabe.
Cuarenta y cinco tediosos minutos después de mi entrada, tras los que ya no quedaba un solo cartel que no hubiera leído chiquicientas veces, por fin, me llegó el turno de ser atendido por una funcionaria que, amablemente decidió postergar unos instantes su cafelito de media mañana al ver la crispación en mi cara cuando intentó levantarse de la mesa en la que me tocaba ser atendido. Papel va, papel viene, lo que no podrán decir quienes aguardaban tras de mi es que contribuyera a prolongar su espera con innecesarias preguntas. “¿sabe si me van a llamar pronto?”, “¿cada cuánto hay que venir?”, “¿para Manuel Becerra me pilla bien el trece?” o cosas parecidas inquiridas por mis predecesores. Nada de eso. En una cola, al menos, hay que ser solidarios.
El siguiente paso es el de esperar una segunda cola para recabar información sobre la posibilidad de percibir pecunia alguna en el tiempo en que dure la situación de deslaboralizado. En esta ocasión, la cola es digital. Me explico. En lugar de permanecer en pie, uno tras otro, los esperantes hemos de pulsar con uno de nuestros dígitos en un dispensador de numeritos. Como en la carnicería, pero en vez de pedir la ídem a nuestro antecesor(a), el dispensador nos regala con un papelito numerado. Observo que el número que me ha correspondido en el reparto de hoy ha sido el “A-047”. Fijándome en la letra pequeña de mi vez digital me estupefacciono al comprobar que hasta ese momento, el último número llamado ha sido el “A-19”. Tras un rápido cálculo, suponiendo que a las 9 de la mañana hubieran empezado por el “A-001” deduzco que han de pasar no menos de cuatro horas y media antes de que sea el momento de preguntar por mi causa. En cualquier caso -¡cómo se nota que los parados no tenemos nada que hacer!-, antes de que llegue mi turno tengo tiempo de echar un pitillito. Salgo a la calle. El único sitio donde se puede fumar hasta que Gallardón descubra que a los fumadores se nos puede colocar un parquímetro. No soy el primero que lo hace, fumar. De hecho la puerta del instituto está plagada de colillas. Señal de las largas esperas. Un empleado municipal está barriendo la acera.
Miento. Quien realmente barre la acera es un subcontratado municipal. Hace tiempo que las aceras de la capital no las barren empleados municipales. Casi todos pertenecen a empresas contratistas, aunque muchos podrán decir que las aceras de su calle no las barre nadie. Como sea. Esta acera está siendo barrida en este preciso instante. Un chico joven, vestido con camiseta roja se dispone a entrar en la oficina del INEM. “¡Eh, chico!”, le grita el operario de de la subcontrata de limpieza, “¿tú quieres trabajar? En mi empresa están cogiendo gente esta mañana”. El chico se detiene. Gira sus pasos y se dirige al barrendero quien, ya sin necesidad de gritar, le cuenta las condiciones. El chico de rojo ya no entra en la oficina de empleo. No sabe que, mañana, tendrá que volver. Para trabajar en cualquier parte, hay que estar apuntado al paro. No vaya a ser que los funcionarios del INEM se queden sin trabajo.

24.9.05

Marili

Cuando yo la conocí, Marili era... No lo sé... ¿Cómo se puede calificar a quien, para unos, no era sino un gran proyecto; para otros, especialmente sus padres, casi una niña; y para ella misma, una mujer hecha y derecha? (Bueno, hecha del todo no, porque aún le faltaban un par de tallas más en el pecho, pero esto era algo que no le había dicho a nadie, ni siquiera a Rufo) ... Marili tenía catorce o quince años. Catorce o quince años y mucho tiempo para soñar, o aunque no fuera mucho tiempo, lo que sí tenía eran muchos sueños.
Marili soñaba con el profesor de Lengua, (quién no ha soñado nunca con un profesor) y también con el de Matemáticas. Aunque más bien con el de Matemáticas, lo que Marili tenía eran pesadillas. Se había enamorado locamente del profesor de Lengua el primer día que llegó a clase, y no porque fuera tan alto ni tan gallardo -que lo era-, ni tampoco porque fuera mucho más joven que don Julián (el de Matemáticas) -porque para ser más joven que don Julián bastaba con haber nacido dentro del último siglo-. Tampoco porque fuera casi tan guapo como Beckham. No. Marili se había enamorado locamente, apasionadamente, la primera vez que le escucho pronunciar aquella frase: "sintagma nominal de predicado no verbal". ­ ¡Qué forma de arrastrar la ese! ­ ¡Cómo marcaba la gé intercalada! "Sinta-g-ma" ­ Ahhh! ... Cada vez que lo recordaba Marili sentía que su corazón se paraba de golpe, para comenzar a latir con doble fuerza. Solamente Rufo sabía de su pasión por Antonio. (Los profesores jóvenes tienen la ventaja de que se les puede llamar de tú y por el nombre de pila y, claro, eso permite un trato mucho mas familiar). Rufo era su perro. El de Marili. Con él, con Rufo, los secretos de Marili estaban a salvo, Rufo no se los podía contar a nadie. Y no como la boba de Dulce María. Bastaba que le contaras cualquier cosa, para que a los diez minutos, lo supiera todo el colegio. Como aquella vez que se le ocurrió contarle lo del cine. Y eso que realmente no había pasado nada. Para una vez que el niño aquel le había cogido la mano... fue para pedirle las palomitas. Qué semanita pasó. Elisa, y Bego, y la tonta de Celia, todo el día mirándola y riéndose y hablando. Seguro que la muy..... de Dulce se lo había contado todo.

Marili iba al colegio, con el polo blanco, y la falda azul. Esa odiosa falda azul que parece que iba creciendo con ella año tras año. Una carpeta negra repleta de fotos de los guapos de turno, Brad Pitt, Harrison Ford, y un tío muy macizo que recortó de un anuncio de vaqueros. Y una bolsita de tela con dos bolis y un paquete arrugado de Fortuna. Sólo el tabaco. El fuego se puede pedir por la calle. Además, no tener mechero es una maravillosa excusa para acercarse a conocer a ese niño tan mono. Y un jersey gris. Y no es que hiciera frío. El jersey gris, siempre, anudado a la cintura. Era un escudo más, igual que la carpeta por delante, el jersey la protegía de las miradas. Contra esas miradas de las que ya les había advertido sor Estrella. Al único que le molestaba el jersey era a Luismi. Luismi. ¡Ay! El pincha de la disco de Soto: Claps. Una discoteca en Soto del Real, en donde se les ocurrió a sus padres comprar la parcela. Todos los fines de semana..., a la parcela, sin faltar ninguno. Cómo odiaba aquel sitio. Un lugar priviliegiado en medio de la naturaleza, tres habitaciones, salon, baño y 45 metros de jardín... lejos de cualquier parte. Sólo el club social y la iglesia estaban cerca. "Marili, tienes que traer el pan" claro, como el niño no puede cruzar la carretera..., pues bien que lo hace para irse a jugar al tetris. Tan lejos de todo y encima sin moto. Si casi todas sus amigas la tenían, aunque fuera un vespino, pero nada, como son tan peligrosas. Luismi sí, tenía moto, y además una moto tan grande, y tan brillante. Y era tan simpático… Y sabía tanto de música que era ideal. Súper. Y no era un niñato como aquel del cine. Claro que Marili había tenido que ponerse un par de años de más. También se ponía un poco de rojo en los labios. Tampoco mucho, solo un poquito. Si se pintaba demasiado podía parecer una niña jugando a ser mayor. Además tenía que quitárselo antes de entrar en casa. Buena se iba a poner su madre. Y Papá...ufff... Seguramente también se enfadaría. Lo que no podía pensar Marili es que su padre se enfadaba por impotencia. Uno que quiere sentirse en la segunda juventud, y ¡zas! Siempre llega la Marili de turno a recordarle que ya tiene 48 años y que, la verdadera juventud, es ella.

Por eso sólo un poquito de rojo en los labios, una pasadita y un besito a un kleenex. Al llegar a la disco le daría otro a Luismi. Desde la cabina se ve toda la pista. Fíjate en esa de verde, no tenían que dejar pasar a la gente con armadura. Y mira aquel otro. Quiere imitar a Michael Jackson... y se parece a Paco Clavel. Anda Marili, mona, tráeme un Ballantines y tomaté tú algo. Un martini con coca y un ballantines para Luismi. Y de la barra a la cabina y de la cabina a la barra tres, cuatro cinco viajes. Qué bien pincha Luismi.

Y esta noche Marili llorará ... sola, en su cuarto, cuando descubra que Luismi no sólo la llevó a casa en la moto, sino que también se le llevó el sujetador (ya lo decía Sor Estrella, todos son iguales) Y llorará al día siguiente, entre el dolor de cabeza y la bronca de su padre por llegar a las tantas. Y hasta el mes que viene sin paga. Y volverá a llorar el próximo fin de semana, porque, claro, perdonará a Luismi...

Pero sobre todo llorará dentro de un par de años, cuando haya dejado de ser un proyecto, cuando se acuerde de Luismi, de Rufo, de la moto, de Antonio, de la disco y de Sor Estrella. Sobre todo cuando se acuerde de Sor Estrella. ¡Maldita bruja. Cómo la engañaba!

22.9.05

Horóscopo para una semana

Anaïs del Foss

Aries
La violencia no es buena consejera. Existen otras formas de arreglar las cosas sin necesidad de usar armas. Ponte en contacto con un consejero matrimonial y pondrás fin a tus problemas.

Tauro
Se acerca el momento de plantearse cambiar de trabajo. Muchas compañías están detrás de ti. La de la luz, la del agua, la del teléfono… Necesitas mejorar tu sueldo.

Géminis
La vida moderna exige decisión y celeridad en las actuaciones. Arranca rápido y evitarás que los de detrás te toquen el claxon en los semáforos. Tus vecinos lo agradecerán.

Cáncer
Conseguirás mejores resultados si pones toda tu atención en lo que estás haciendo. El siete de copas sobre la sota de oros y abres el camino al tres de bastos. Ya puedes terminar tú solo el solitario.

Leo
La maledicencia de cuantos te rodean puede causarte graves daños. No les des motivo para que hablen de ti. Todo mejorará cuando dejes de sacudir las migas del mantel por la ventana.

Virgo
Si madrugaras un poco más no llegarías tarde y tu puesto de trabajo dejaría de peligrar. Hay más de doscientos parados esperando que te despidan para quedarse con tu sueldo. Grába Buenafuente.

Libra
Tu futuro inmediato depende enteramente de tu esfuerzo. Ten confianza en tus posibilidades y acelera un poco para que no se te escape ese autobús.

Escorpio
Por fin vas mejorando de esas toses y, aunque en el terreno amoroso las cosas no van bien, en el económico van a mejorar considerablemente. Estoooo... ¿podrías prestarme 100 euritos?

Sagitario
Debes hacer un esfuerzo por comprender las nuevas tecnologías. Que el ascensor tenga memoria, no quiere decir que se acuerde de ti cada vez que entras. Tienes que pulsar el botón.

Capricornio
Corre. Lárgate y no te preocupe no despedirte. Siempre es mejor quedar como maleducado que recibir una tunda de golpes. Además, las escayolas en las piernas no se llevan. En tu próxima identidad recuerda que hay que pagar algunas deudas.

Acuario
Estás a punto de entrar en una edad crítica y ya deberías haber resuelto muchas cosas. Debes aprender a tomar tus propias decisiones, pero recuerda que el morado no combina con el marrón. De no ser que trabajes en el circo.

Piscis
Practica ejercicios para fortalecer la memoria. Intenta recordar algunas fechas, los nombres de tus compañeros de colegio y sobre todo dónde pusiste la comida del perro.

20.9.05

Diarios del paro I

Esta mañana fui al INEM. Mero trámite. No es que tenga fe alguna en recibir ofertas laborales desde el Instituto, aunque tengo algún conocido -conocida, para ser más exactos, y sólo una-, a quien desde el INEM le ofrecieron un puesto de trabajo acorde a su preparación, conocimientos y experiencia. El caso de Delia es una excepción. Cuanto menos en lo que a mis alrededores se refiere. Mucho más común, me temo, parece el caso de Víctor. Víctor paso una época, larga, sin trabajo. Más bien sin salario digno, porque, como le ocurre a la mayoría de los buenos profesionales en estado de necesidad, trabajos surgen muchos, pero casi todos sin contrato ni dignidad en el salario. Pero como Víctor sabía que sólo con dignidad no puede pagar en la frutería, aceptaba cuantos trabajos le encargaban. Poco a poco, mal que bien, sacaba algunas perras con las que entretener las deudas con el frutero, la comunidad de vecinos, la compañía del gas y todas esas nimiedades que rompen la monotonía del saldo en el banco. De pronto, todo cambió una mañana. En el buzón de Víctor había un sobre con el emblema verde del Instituto. ¡¡¡Una oferta!!! Tenía que presentarse a la mañana siguiente en una dirección concreta de… qué más dá que localidad, para incorporarse a “un puesto de trabajo acorde a sus características”. Había que ver a Víctor esa mañana. Cloti, una de las vecinas, se pensó que iba de bodorrio, hasta que cayó en la cuenta que no había clavel en la solapa. ¡Qué porte! ¡qué presencia! Un paso antes de entrar en la dirección indicada en la misiva, tras comprobar por centésima vez la dirección escrita, sobre los espejos de un escaparate cercano, Víctor se ajustó una vez más el nudo de la corbata. Aun le resonaba eso de “la primera impresión es muy importante” que le había dicho Carmen antes de salir de casa. Traspasó la puerta y, dirigiéndose con el más encantador de los saludos posibles hacia una señorita sentada junto a una mesa en la entrada le tendió la carta que había recibido la víspera. La señorita, diligente, marcó una extensión en el teléfono interno y, en pocos minutos otra amable dama le pedía que le acompañara. En su despacho, la responsable de la oficina discrepó de los responsables del INEM en cuanto a la idoneidad del candidato a la plaza requerida. Víctor nunca supo cuáles de sus características eran las que no se adaptaban al puesto de trabajo para el que el INEM le encontraba idóneo, si sus 28 años como confeccionador en un diario madrileño o el bigote que desde que abandonó la facultad se había instalado sobre los labios. Lo que fuera que fuese no le parecía motivo suficiente para ocupar ese puesto de limpiadora para el que la empresa había solicitado al INEM la selección de candidatas.

19.9.05

Politicamente correcto

NEPIÓN
Llega a mis manos uno de esos(as) memo­randos (memoranda) con el que alguna/o de las mentes (cerebros) preclaras/os me­tida/o a jerifalte/? pretende que los funcio­narios y las funcionarias de no sé qué es­tamento (o categoría) de la Administra­ción desechen de sus escritos (notas) cualquier asomo/a de lenguaje sexísta.
Así, sugiere el/la anónimo/a autor(a) del(a) mencionado/a escrito (cédula), los fun­cionarios y las funcionarias deben dese­char la utilización (el uso) de aquellas pa­labras (expresiones) de cuyo significado (acepción) pueda extraerse (sacarse) un sentido discriminatorio para con los/as ciudadanos/as de sexo femenino.
Pone como ejemplo (muestra) que, al referirse al conjunto (totalidad) de estudiantes, ha de hablarse de “los alumnos y las alumnas” o en cualquier caso, “del alumnado”. Por fortuna (ducados), el impreso procede del departamento (sección) de Educación. Acaso podría ser peor. Si su origen (as­cendencia) fuera la Delegación (el delega­do) de Consumo, probablemente estaría hablando de “los usuarios y las usuarias” o, lo que es más de temer, del “usuariado”.
No digo yo que haya que ir discrimi­nando a diestro y siniestro, pero ¿no sería mejor que nos enseñaran a usar el idioma (la lengua) de forma correcta y comprensi­ble para todos?

¿Dónde están los niños?

Hasta hace tan sólo unos días no me había dado cuenta que en los parques, en las calles y plazas de las grandes ciudades, los niños ya no juegan. Apenas hay grupos de pequeñajos correteando por las calles, soliviantándonos a los mayores, interrumpiendo nuestras prisas y pasos.
Acaso sea que ha tiempo que me hice mayor, acaso sea que cuando el diablo no tiene qué hacer, mata moscas con el rabo, pero cuya sea la razón que fuere, el caso es que a mis cansinos ojos ha saltado la imagen del recuerdo de mi niñez, de una panda de amigos, de una calle concurrida, de cienes y cienes de tardes revolviendo por las esquinas de un barrio que hoy aparece despoblado de chiquillería.
Tuve que tratar, durante largos tiempos, con rapaces de diversas generaciones (echando cuentas, los primeros a los guíe deben andar ya con las preocupaciones de preparar las confirmaciones de sus descendientes, o hasta puede que alguna boda) y, a lo largo de estos tiempos, fui triste observador del proceso que ha ido despoblando calles, plazas y parques de niños jugando.
Mi ciudad la hicieron de nubes y polvo, de niños jugando al fútbol en medio de la calle, de niñas saltando a la comba, de grupos jugando al pañuelo. El diábolo, el yo-yó, la comba, el peón, el aro... ¡Cuántos cientos de juegos y juguetes perdidos en la memoria olvidada de las calles vacías!
Un pedazo de tierra mojada por la lluvia y un hierro herrumbroso ligeramente afilado nos servía para jugar al clavo. No más que buscar un cinturón escondido y, al encontrarlo, zumba que te zumba a los compis antes de que llegaran a 'casa' (el zurriago escondido).
"El último en alto la liga", y corre que te corre a buscar una piedra, un banco, un pretil, la peana de la farola, cualquier cosa que te elevara lo menos diez centímetros del suelo para quedarte a salvo. Luego, a correr como un desesperado para dar en la espalda de Míguel (túla); persiguiendo a Nacho hasta que se cruzaba Ana entre ambos (cortahilos); esquivando a Nando para no tener que correr agarrado de su mano (la olla)... miles de formas, modos y maneras de pasar tardes enteras sin gastar un sólo voltio.
Pero hoy, será que con la edad dispongo de tiempo, será que con el tiempo las cosas interesantes han vuelto a llamar mi atención, doy un paseo por el parque y no veo más que pobres extranjeros pobres, de diez colores, de cien razas, de mil países, que se reúnen a ver pasar las tardes anodinas, una tras otra.
Hoy mis niños, éstos que algunos días ves en cines e hipermercados, siempre acompañados de mayores con reparos, ya no juegan con otros niños, ya no corren en mis calles, ya no se esconden tras los arbustos. Hoy mis niños apenas salen de casa.
Ya no se puede ser ni golfillo de pantalón cortito con un sólo tirante. Hoy mis niños son expertos en vídeoconsolas, sus juguetes tienen más enchufes que los cuñados de un concejal, y gastan tanta electricidad que debo reconocer que me entran ganas de comprar acciones de una fábrica de pilas.
Mis niños no se tratan entre ellos, celebran el cumpleaños de los compañeros de clase (ya ni los llaman amigos) yendo a deglutir comida de plástico a un establecimiento donde a su padre le sacuden con un facturón de toma pan y moja a cambio de una coronita de papel para el rey de la tarde.
Mis niños ya no saben jugar en grupo desde que los que éramos mayores nos metimos a pretendidos educadores que queríamos que las nuevas generaciones crecieran con juegos educativos, no violentos ni competitivos. Juegos que pretendían enseñarles a convivir, a saber de su tierra y su país, de sus gentes y paisajes. Queríamos, quisimos, cambiar el mundo cambiando el futuro que vendría y, yo al menos puedo reconocerlo, erramos. Cuando el futuro de entonces se ha convertido en presente, poco sinceros seremos si no reconocemos, cuanto menos, la parte de error que nos corresponde a cada cual.
Mea culpa, pues, y otra razón más para que una triste lágrima se pierda entre las mejillas arrugadas de un pobre observador que ve las plazas y los parques silentes de los gritos de los niños al correr.
A veces, algunas pocas veces, un par de infantes, hermanos entre sí, corretean por mi calle. Anteayer, al mayor, cruzando como sólo lo hacen los pequeños, un coche le arreó un tantarantán de más ruido que nueces rotas que nos metió a todos el alma en un puño. Nada más que un susto, Deo gratia. Más, con el tiempo en la distancia, una cierta sensación de bienestar. Aunque pocos, muy pocos, en mi calle aún hay niños que corren como locos.
Nepión

18.9.05

Y tú... ¿por qué no?

Reconócelo, hermoso. Siempre has dicho que las mujeres tenemos una negación especial para la tecnología y, quieras que no, las casas modernas son cada día más y más tecnológicas. La lavadora, sin ir más lejos, ¿cuántos programas tiene? Que si el de ropa delicada, que si el de ropa extrasucia, que si el de ahorro de agua... ¿Y la cocina? Termoinducción para ahorrar energía y no sé cuantas cosas más. Hay una nevera que hasta se puede conectar a Internet para hacer el pedido de la semana. ¿Y te crees que me voy a leer todas esas instrucciones? Os lo habéis buscado. Con tanto complicarnos la vida con aparatitos que tienen un manual de instrucciones que parece la Espasa y, luego, con eso de andarle contando a los amigos que si las mujeres no entendemos las nuevas tecnologías... Pues eso, que ya no podemos ser nosotras las que nos hagamos cargo de la casa.
A ver. Por la mañana, salimos al mismo tiempo. Volvemos igual de tarde después de haber trabajado las mismas horas. La única diferencia está en el sueldo. Ganamos lo mismo, aunque para ello, yo tenga que sumar un trienio más que tú. No entiendo entonces que tenga que ser yo la que se preocupe de si hay suficiente verdura en la nevera, si hay que guardar la ropa de invierno, o si Jhonatan ha terminado los deberes. Bastante tuve yo con pasar las que pasé para traer a Jhonatan al mundo, mientras que tú te ibas a repartir puros a los camareros de media ciudad. “He tenido un hijo” gritabas y se te llenaba la boca como si hubieras hecho algo más que estorbar en el paritorio.
Ten en cuenta, que como lo del parto va a seguir siendo cosa mía, caso de que queramos intentar tener una Jessica, yo voy a seguir teniendo mi baja por maternidad. Y será una baja de verdad, que no sé por qué cuernos, cuando Jhonatan, no podía trabajar en la oficina y sí podía estar todo el santo día llevando la casa. Ha llegado el momento de que demuestres lo que vales.
Eso sí. Si te crees que voy a ser yo la que se pase el resto de su vida con un trapo en la mano al volver del trabajo, entonces, bonito, te puedes ir olvidando del polvo. Y, por lo tanto, de Jessica.
Adelaida del Campo

17.9.05

Mi venia

De cuando en vez leo y oigo magnos alegatos en defensa de la pureza idiomática. Quéjanse sesudas mentes, agudas plumas y egregias voces de las contínuas agresiones que sufre el nuestro habla en forma de barbarismos, anglicismos, galicismos, esnobismos, modernismos y otrosismos que, por consuetudum, vanse introduciendo e inducen al uso y abuso de nuevos "palabros", en detrimento de vocablos antaño habituales en el cotidiano lenguaje.
Claman academicos numerarios* y aspirantes por la proliferación de títulos anglófonos en las carteleras cinematográficas. Vociferan los puristas acérrimos ante los nombres comerciales de tanta y tanta tienda franquiciada, que aunque de titularidad carpetovetónica al ciento por ciento, se bautizan de apelativo extraño. Si al atuendo se dedica el negocio, italiano ha de ser el patronímico. Si es de comida rápida la expendeduría, debe parecer gringo.
Hoy, incluso, algunos hasta estamos dispuestos a polemizar hasta la saciedad con el resto de la sociedad, del país o la nación, sobre la forma correcta de expresar los topónimos de las zonas españolas con más de una lengua oficial. Debate que sé perdido por mor de la alta política (yo te apoyo y tú me das). Con todo y más respeto del que pueda alcanzar, defenderé mi derecho a seguir parlando o escribiendo de La Coruña, Lérida, Gerona, Fuenterrabía, Orense o Guecho, del mismo modo que me refiero a Londres (London), Nueva York (New York), Pekín (Bei-jing), o Mastrique (Maastricht).
Pláceme sumo que cada cual defienda su lengua propia, materna o paterna, que la cuide, la mime y la propague, como una de las más grandes heredades recibidas. Envidio, reconozco, la posibilidad del bilinguismo. Adoro la sonoridad de las muchas hablas hispanas. Empero, bastante tengo con aprender cada día castellano. Que cada quién use la lengua como quiera o le peta, y entre ese cada quién permítaseme estar tambien a mí.
Déjeseme defender mi venia de utilizar el idioma de mis ancestros, sin más limitaciones que las impuestas por la semántica, la gramática y la ortografía castellanas.
Nepión
*¿Por qué esta incoherente denominación, si sus sillones no están numerados? ¿No sería más acorde denominarlos académicos "letrarios"?

16.9.05

Un servidor

Como quiera que, en las últimas jornadas, ando metido en la búsqueda laboral, he decidido modernizarme (actualizarme, que se dice ahora, como si uno fuera una aplicación informática: Nepión 3.2). No quiere esto decir que haya abandonado los tradicionales métodos. Cada domingo sigo comprando uno o dos diarios para leer, esperanzado, las páginas coloradas (pues de color es el papel, no entiendo esa manía de llamar “sepia” a ese tono, pues todas las sepias que he visto eran blancas como el papel… blanco); vuelvo a retomar el listín telefónico para llamar a decenas de amigos olvidados desde el último despido (por si ellos supieran de algo...).
Mas, digo, me he actualizado. Heme introducido en la red. Encontré una w3 (¿cómo demonios se pone el maldito número para que parezca un exponencial y no un dígito ordinario?) que permite el envío del currículo directamente a las empresas oferentes de puestos. No hay más que introducir la historia personal en una determinada página, y allá que queda registrado y archivado. Cuando un servidor (el que esto escribe), repasando las diversas ofertas que presenta el servidor (el de internet), un servidor (éste), no tiene más que decirle al servidor (aquel) que destine una copia del currículo del servidor (el menda) desde el servidor (el internético), al otro servidor (el de la empresa). Comprendo que así explicado, como la totalidad de los referentes tecnológico-informáticos, resulta un tanto complicado, pero ante las posibilidades que nos plantea el presente, el presente (servidor) no puede sentir complejos, por muy complejo que pueda ser el servidor. Tras esta breve y concisa explicación, supongo, creo quedará claro, al menos, el por qué en las cuestiones informáticas, el idioma a utilizar mayoritariamente sea el de los muy nobles hijos de la Gran Bretaña. El inglés es mucho menos polisémico que el castellano.

Nepión

15.9.05

Horóscopo para esta semana

Por Anaïs del Foss

Aries
Hace tiempo que no dedicas el tiempo suficiente a tu mismidad. Que sea la última vez que sales a la calle sin pasar antes por el baño, ¡que luego van diciendo de ti unas cosas! ¡Si te viera tu madre!

Tauro
Los tipos de interés siguen en descenso, es un buen momento, por tanto, para bajar al metro. A ver si conseguimos casarte, bonita. Que no vas a vivir toda la vida con tus padres.

Géminis
Que no te pille de sorpresa. Aunque parezca mentira están a punto de llegar los frescos. Vete recordando dónde guargaste la ropa de invierno y no se te olvide hacer el pedido anual de clines.

Cáncer
No debes eludir tus responsabilidades. Por muy aburridas que sean, las reuniones de la comunidad de vecinos son importantes. Tu participación puede evitar el abuso de ambientadores para el ascensor.

Leo
La generosidad no ha sido nunca uno de tus fuertes, y eso es algo que debes cambiar. Como director de una sucursal bancaria, deberías mostrarte proclive a aumentar el número de créditos concedidos.

Virgo
La celeridad de tu vida cotidiana te lleva a cometer errores en tus apreciaciones. Que todos te señalen por la calle no se debe a tu aprición ayer noche en la tele local. ¿Recuerdas si te has puesto los pantalones?

Libra
Aunque hayas tropezado en el adoquín roto de la acera, no ganaras tu demanda contra el ayuntamiento. Mejor mira por donde pisas y será difícil que te vuelvas a torcer el tobillo.

Escorpio
Sinceramente, deberías hcer más caso a lo que te dice tu pareja. Es necesario que cambies. De no hacerlo, tanta moneda suelta terminará por desfondarte el bolsillo. Cambia.

Sagitario
Deberías renovar tu repertorio de chistes. Si cuentas una vez más el del loro y la gallina, tu pareja te abandonará y tus compañeros de trabajo te aislarán. Deja de ser gracioso.

Capricornio
Una cosa es cuidarse y otra muy distinta caer en la paranoia. Que alguien estornude a tu lado no es motivo para atiborrarse de antibióticos. Consulta con el farmacéutico, pero recuerda que es dueño de un negocio.

Acuario
Es un buen momento para iniciar ese viaje que tanto anhelas y que tantas veces has postergado, tu pareja te lo agradecerá. Que no se te olvide mandarle una postal.

Piscis
Debes confiar más en tu instinto, piensa que no siempre tiene que fallarte. Prueba con el 1-X para el Barcelona y, si te sale bien, no te olvides de tus amigos. Las cañas las pagas tú.

14.9.05

Los de economía

Los periodistas somos raros, unos más que otros, pero somos raros; y, probablemente, los más raros sean los de deportes y los de economía (graficos aparte, pero de los foteros hablaremos otro día). Los (y las, seamos políticamente correctos, que ahora se lleva mucho) de Economía, suelen ser siempre los primeros que terminan la tarea y, por lo tanto, los que más contentos tienen al redactor-jefe, porque son los primeros que entregan sus paginitas terminadas. Claro, como las bolsas, los bancos y todas las fuentes de donde beben, no abren por las tardes, en un pispás tienen sus textos hechos. Casi nunca tienen que esperar a que les lleguen las fotos para cerrar porque los banqueros y los bancarios, por las tardes no van más que a la ópera, y eso, será cosa de los de cultura, que como no conocen a los banqueros... pero eso es otra historia.
Los de economía son los primeros que se marchan y no suelen quedarse a echar un trago con el resto de los mortales que pululamos por las redacciones. Cuando, camino de la máquina de café, uno pasa cerca de la sección de economía, suele cazar a viento retazos de alguna conversación entre los expertos, de la que no entiende ni jota. Parece que hablan en otro idioma... Y es que hablan en otro idioma. Un ejemplo: “el incremento negativo del Nasdac en las últimas sesiones, ha retrotraido la tendencia inversora provocando la precipitación de los índices y el consabido aumento de un cuartillo en los tipos europeos que colocará la inflación en una tendencia alcista durante las próximas semanas”. Todo esto para decirme, con otras palabras, que cuando me llegue el próximo recibo de la hipoteca, va a ser más caro que el del mes pasado. Eso sí, siempre explican las causas de por qué han pasado las cosas, pero siempre después de que pasen. Está por ver que desde alguna de sus columnas, un afamado analista bursátil acierte algún día con los valores que van a subir. No entiendo cómo es posible que, después de tantos años, recomendando las mejores inversiones a los pequeños ahorradores, jamás haya conseguido ganar en bolsa el capital suficiente para dejar de trabajar definitivamente. Será, probablemente, por la misma razón que cuando cada semana relleno la quiniela siguiendo los consejos del analista del periódico, jamás consigo subir de los nueve aciertos.
Por eso, aunque sean raros, a los de economía y al de las quinielas, les toca seguir trabajando como a todos. Incluso como a mi

13.9.05

Ofertas de empleo

Tengo un amigo parado. Pedro lleva sin tajo casi dos años. Lo cierto es que, Pedro, lo que no tiene es sueldo fijo porque, lo que se dice trabajo, tiene mucho. La otra tarde me comentó que, cada día está más difícil lo de encontrar un sueldo fijo porque no sabes si sabes hacer lo que piden en el anuncio. El domingo pasado, al hojear y ojear el periódico me topé con esas páginas naranja en las que vienen los anuncios de trabajo. Mi asombro fue creciendo a medida que iba pasando páginas. Pedro tenía razón. Las empresas ya no solicitan vendedores, abogados, electricistas o fontaneros. Ahora se demanda, con grandes alardes tipográficos, un brand group manager. Un recuadro de media página solicita expertos en Supply Chain y consultores en IT Strategy o en e-reinventing. Empecé a zozobrarme al dudar si mi preparación académica me capacita para ofrecerme, bien como sip expert, o bien como cariar relatamos manager. Dudo si el simple graduado escolar es suficiente para optar al puesto de junior team member, o si es exigible buena presencia física para ser un buen account manager. Pero cuando el cardias se me solivianta hasta alcanzar límites peligrosos es cuando leo que están buscando un mobile packet product marketing manager (manda huevos, que diría el señor Trillo) ¿Y eso qué es? Por fin llego a algo que sé que puedo hacer: Reparto de propaganda, pero... tampoco. El anuncio se dirige a 'jóvenes de ambos sexos'. Mi amigo Pedro tiene razón, hoy por hoy, no puedes trabajar si no eres hermafrodita.

12.9.05

Saludos

En estos tiempos, ay Nepión, raro es quien no se actualiza. Mucho tiempo llevo sin darme a la escritura mas algún día habrá que empezar. Seas bienvenido lector aventurero, que decides ahondar en estas líneas buscando quién sabe qué. Ojalá lo encuentres y, de no ser así, que tu búsqueda sea algún día productiva.