11.5.06

Las esposas de los diputados

Casi al mismo tiempo que el presidente de las Cortes, después de los tres reglamentarios avisos, tres, devolvía a los corrales al diputado Martínez, después de protagonizar un más que lamentable espectáculo ante 8 diputados del PP, 11 del PSOE (juro solemnemente haber visto las imágenes, y contado las señorías presentes en el momento de iniciarse el altercado) y las cámaras de televisión, en la Asamblea madrileña, y justo cuando el portavoz de la oposición iba a comenzar uno de sus aburridos discursos, los diputados compañeros del anteriormente aludido, a excepción tan solo de los que ocupan el banco del gobierno autonómico, se alzaban con los brazos en alto al tiempo que mostraban esposas en petición de la dimisión del actual Ministro de Defensa.
Curiosa forma de protesta que probablemente varias señorías les va a traer problemas con sus lucidas esposas por culpa de, precisamente, las esposas lucidas (véase imagen). Aclaremos, que cuando se dá con las polisemias resulta enormemente complejo elaborar un discurso inteligible.
Pongamos que su señoría, (uno cualquiera de los alzados, se trata de un supuesto puramente hipotético) llega esta noche al hogar, con la satisfacción de la protesta cumplida y, al traspasar el umbral, su esposa, en lugar de recibir al prócer con parabienes y halagos, se muestra de uñas con el prohombre. Y todo por culpa de las esposas. Porque, la buena mujer, que de tonta no tiene un pelo, habrá percibido, como buena parte de la ciudadanía, que gran parte de los grilletes exhibidos por sus señorías son artículos que sólo se pueden encontrar en establecimientos, digamos, “peculiares”. ¡¿A santo de qué?! –preguntará la ofendida esposa- ¡¿has tenido que decirle a todo el mundo lo que hacemos en nuestro cuarto?! Y esta noche, el diputado, será severamente castigado: Sin disciplina.
Nepión

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