29.11.06

De las injustas multas

Capital del Reino, una tarde cualquiera de la última semana. Frente a un centro comercial, diversos coches esperan que el semáforo cambie a verde. En el interior de uno de estos vehículos, suena un móvil y el conductor, único ocupante, sin percatarse de la presencia aledaña de una pareja motorizada de municipales, contesta la llamada. ¡Te pillé!, debe pensar el agente que antes de que pasen dos segundos desde que sonó el timbrazo, ya está haciendo señas al infractor para que se aproxime a la cera, detenga el motor y muestre su documentación. Lo menos sesenta eurillos, y tres puntos en el debe de su permiso de conducción. Entre tanto, el otro agente, quien no se ha percatado de la infracción, continúa con la misma tarea que le mantenía ocupado cuando el semáforo se puso en colorado: Hablar por radio, supongo que con la central, reportando las últimas novedades.

Este suscribiente, ocupante de vehículo colindante, comienza a sentir creciente indignación solidaria. Si es peligroso y, por ello, sancionable usar el móvil estando al volante de un vehículo detenido en un semáforo, algo me dice que no es menor el riesgo si en lugar de móvil, se habla por radio, y no se conduce un automóvil sino una motocicleta. Pudiera ser que entre la diversidad de materias que aprenden los aspirantes a agentes de la autoridad en su periodo de formación, hubiera un determinado número de horas dedicadas a enseñarles cómo manejar cualquier tipo de vehículo mientras se habla por radio, teléfono, tam-tam o cualesquiera otra forma de comunicación. Pudiera ser, pero no me consta.

Pudiera ser, también, que la última normativa sobre tráfico excluyera explícitamente a los agentes de la autoridad del cumplimiento de las mismas. Pudiera, pero tampoco lo hace más que en el caso de que estén acudiendo a cumplir un servicio urgente, en cuyo caso están obligados ha hacer uso simultáneo de las señales luminosas y acústicas.

Sígueme creciendo la indignación y ganas me dan de llamar la atención del primero de los agentes, a fin de exigirle que proceda a entregarle la preceptiva papeleta e denuncia a su compañero, tan infractor, o más, como el conductor del vehículo al que se dispone a sancionar.

Mas, de pronto, antes de que pueda bajar la ventanilla, empieza a llenárseme la mente de dudas: ¿Están totalmente homologados esos chalecos que compre en el chino? ¿Después de burrubucientos kilómetros, conservarán impoluto los neumáticos su dibujo? ¿Funciona la luz de la matrícula? ¿Dónde coño está la caja de luces de repuesto? ¿Y el trepsodio de los mancuernos, pasó la última revisión?

Por fortuna, esta ola de pragmatismo se impone sobre la indignación creciente. Seré un insolidario, sí, pero, al menos, pude llegar a casa sin que me adjudicaran un racimo de papeles amarillos.

Nepión

19.10.06

De las entrevistas a los políticos

Anda el politiqueo metido en campañas, cosa que no es decir mucho porque el politiqueo siempre anda metido en la cosa electoral. Puede que porque siempre estamos a menos de un año de las próximas elecciones. Cuando no son municipales, son autonómicas, o europeas, o a representantes de barrio, o a presidente de la Balompédica Linense. Ahora tocan autonómicas. Más inmediatas las catalanas, cierto, pero no se olvide que antes de fin de curso, buena parte de las cosas autonómicas de éstas nuestras Españas pasarán por las urnas, y ya se nota que los y las mandamases comienzan en sus desesperados intentos de caer en gracia al electorado.

Por ese motivo, otro colectivo también inmerso estos meses en plena vorágine laboral es el de los asesoradores en temas comunicativos: Directores de comunicación, asistentes de imagen, relaciones públicas, jefes de gabinete o como puñetas se les quiera llamar. Fulanos y menganas cuya aplicación principal consiste en procurar que su señorito (o señorita) “quede bien” cuando comparece ante los medios. Conocedores como son de las naturales impericias de sus respectivos amos, lógico es que durante buena parte de la legislatura, los comunicativos pongan todo tipo de trabas para que su asesorado meta la pata, como suele ser de consueto, ante los periodistas dando una imagen de meretriz recién pasada por los rastrojos.

No es infrecuente, por tanto, que a fin de prevenir pifias del jerifalte, los asesoradores exijan como sine cua non que cualquier pretendiente a entrevistando facilite de antemano el cuestionario completo con el que pretende inquirir al mandamás de turno. De este modo, el asesorador puede tanto eliminar cuestiones incómodas, como preparar ingeniosas respuestas que, tras las correspondientes sesiones de ensayo, harán quedar al señorito (o señorita) como alguien ocurrente poseedor, incluso, de un cierto sentido del humor.

Pero, ay, cuando se aproximan las citas electorales es más importante que el jerifalte se convierta en habitual de televisiones, radios y periódicos, aunque sea a costa de renunciar al conocimiento previo del cuestionario. Y ocurre que, a veces, el plumilla que interviuva, aprovecha estas escasas oportunidades para introducir uno o varios dedos en alguna de las múltiples llagas que en forma de dislates prolijean en mayor o menor medida en el curriculum de todo politiquillo.

Benditos sean, pues estos tiempos preelectorales que nos permiten ver la verdadera faz del politiqueo ante entrevistas poco cómodas. Es lo mismo que sean unas u otros, a todos les sube la bilis cuando faltan las lisonjas.
Nepión

9.10.06

De la condena a un delincuente

La reciente historia hispana está plagada de frases para el recuerdo. Desde aquel vergonzante “se sienten, coño” de infausto recuerdo, a otras más risibles, “mientes, Marcelino, y tú lo sabes”. Repetitivas y monotónicas como “la reina y yo”, “puedo prometer y prometo” o “váyase, señor González”. Desde el televisivo “a jugaaaar” del malogrado Joaquín, al enaltecido “pisalo, pisalo” (con acento en la a) que gritara Bilardo desde el banquillo; a veces pienso que podrían contarse los últimos años de nuestra vida tan sólo rememorando algunas de esas frases.

De todas ellas, probablemente, una de las que más calado tuvo fue la pronunciada, creo recordar, por un tal Pacheco, a la sazón y por entonces alcalde jerezano que de esta manera se mostraba disconforme con la decisión judicial en algún asunto que le afectaba. Si bien es cierto que el hecho de pronunciar en alta voz: "la Justicia es un cachondeo" pudo acarrearle algún que otro perjuicio, la máxima del alcalde Pacheco no sólo le llevo a las portadas de los diarios, sino que se instaló de manera más o menos subrepticia en el inconsciente de cuantos, a estas alturas del otoño, sumamos más de veinticatorce en el carnet de identidad (bastantes más, en mi caso).

Y pese al debido respeto que hay que tener por las instituciones, no se puede negar que, rebuscando en las hemerotecas, pueden encontrarse decenas de ejemplos que corroborarían las palabras del edil gaditano. Baste recordar la llamada “sentencia de la minifalda” o la imagen de aquella señoría irrumpiendo en la sala de vistas ataviado de mosquetero o, sin ir más lejos, la mera presencia en las calles de un individuo como Emilio Rodríguez Menéndez disfrutando plenamente de sus derechos cívicos como si fuere un ciudadano honrado.

Aunque sigue sin agotarse el eco de las palabras del alcalde don Pedro, reconozco que los órganos responsables de administrar justicia en este nuestro país han ganado bastantes puntos en mi estima. Hace unos días, en un juzgado madrileño pude ver con mis propios ojos cómo el individuo suprascrito, maniatado con esposas, era conducido a la sala de juicios por una pareja de agentes de la benemérita como se hace habitualmente con los delincuentes habituales. El personaje se sentaba en el banquillo por haber presentado en un juzgado un escrito en el que uno de sus muchos denunciantes retiraba la demanda interpuesta. Como quiera que el demandante no había firmado el papel de marras, el juez, (jueza en este caso) entendió que el acusado se hacía merecedor de aumentar en cinco meses más el tiempo que ha de pasar entre rejas, por lo menos ocho años si no me falla la memoria.

Dijera lo que dijera el alcalde Pacheco, tras haber visto al delincuente Menéndez acompañado por la Guardia Civil, a uno le crece, siquiera un poquito, la fe en la Administración de Justicia. Si al menos fuera un poco más rápida.
Nepión

6.10.06

Del derecho a ser insolidario

Después de tantos días de silencio en los que las circunstancias circundantes han cambiado, y tanto, retomo esta cita con la la pretensión de volver a convertirla en asidua, sin perder nunca su carácter de esporadicadario. A unos, les presento mis disculpas por el tiempo de ausencia; a otros, mis excusas por el regreso. Sea.

Recién hace unos días, reunidos en concilio los jerifaltazgos respectivos de las cosas eclesial y estatal, acordaron que, a partir del próximo año, cuando llegue la hora de aflojar la panoja con lo de la Renta, los ciudadanos paganos (contribuyentes, en el argot) que así lo desearen, entreguen el 0,7 de sus gabelas a la Santa, Católica y Apostólica.

Empero, ¿qué con aquellos imponentes que no quisieran entregar su óbolo al sostén del Episcopado? Que por birlibirloque se convierten en “donadores voluntarios” de las decenas de oenegés que por la España son. Pues vaya una mierda de solidaridad esa que se impone por decreto.

Si existiera, que me consta existe, algún ciudadano descreído (o creído de otras deidades) y al que le importan entre pepino y pepino y medio la propagación de literatura grecorromana entre los moradores del Kalahari, la pérdida de visión de añosos magrebíes, o la paulatina desaparición de los últimos ejemplares de psitácidos amazónicos, también el decreto le convierte en ciudadano-ejemplar-colaborador-económico-de-organizaciones-solidarias. Incluso en contra de su voluntad y, a más a más, sin poder desgravarse siquiera unos centimillos.

Aún recuerdo, en esa lontana infancia, cuando el Padre Eulogio pretendía catequizarnos mostrándonos el significado del “libre albedrío”: la potestad de cada quien a obrar por propia elección sin presión alguna. Con libre albedrío, claro que tenía mérito alcanzar la santidad. Que todos preferiríamos ejercer de mártires en el Circo Máximo y tener hagiografía como, por ejemplo, Casto y Próculo (virgen y mártir, respectivamente), pero con el libre albedrío de cada cual, la posibilidad de disfrutar de una entrada de preferente para el espectáculo se hacía mucho más atractiva. Y menos dolorosa.

Quiero tener la posibilidad de ser insolidario y, si me pete, aportar cuanto se me ponga en la punta de la tarjeta a las organizaciones que me plazcan. Quiero tener la posibilidad de ser buena persona por mi propia voluntad y no porque lo diga el señor Solbes. Si estamos obligados a pagar todos por igual y decreto, entonces, ser solidario no tiene valor alguno. Así no hay forma de ganarse el cielo.
Nepión

25.7.06

De la molicie canicular y otras reflexiones poco importantes

Cosa, aparte de los calores, que nos trae el periodo estival es la molicie. Que no veo yo que sea tan capital pecado la cosa esa de la pereza, especialmente en estos tiempos en que la torridez del ambiente derrite hasta las entendederas. Concomíame a ratos la conciencia pensando en los lectores de aquestas páginas, a quienes desatiendo desde hace más que varios días sin otro motivo que el de hallarme aquejado de un contumaz ataque de galbana.
Si fuere leguleleyo podría alegar justificaciones diversas basándome en razones tales como la fatiga persistente, motivada en la falta de descanso nocturno o, incluso, la hiperactividad social propia del periodo de asueto; mas, siendo plenamente sincero, como si fuere de donde crece la palma, he de admitir que no es otra cosa que la pereza la que engendra el abandono.
Enarbolo pues la bandera blanca en petición de clemencia y presento a todas vuesas mercedes miles de disculpas y les dejo con un manojillo de reflexiones poco importantes.

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Cada vez que el verano se acerca los programadores televisivos se enzarzan en feroz competencia por ver quién consigue alejar de las pantallas al mayor número de potenciales espectadores. Con todo, cada vez que interrumpen una tanda de anuncios para incluir la promo de un nuevo programa confieso que me asalta el terror y me siento intimidado. ¿Podrían considerase amenazas esas promos y, por tanto, ser objeto de denuncia ante el juzgado pertinente?

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Hay dos tipos de mudanzas: La que se hace con la esperanza de no volver atrás, y la que se hace con la certeza de que jamás se podrán volver los pasos.

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Se ruega a quienes no son habituales practicantes de la consuetudinaria higiene diaria, se abstengan de imponer su presencia a los conciudadanos en espacios de reducido tamaño y/o escasa ventilación, como por ejemplo, ascensores. Vamos, que el guarro suba y baje andando, que sólo son dos pisos.

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Días atrás el diario El Mundo publicaba la siguiente e inexacta noticia:

Ángel Suquía se convierte en la primera persona enterrada en la Catedral de la Almudena


Uno que tiene una memoria fuera de lo normal, en tanto que es capaz de recordar algunos datos un tanto peculiares recordaba el nombre de otro que, años atrás, fuere inhumado en tan sacro recinto. Luego de cotejar fechas y datos y hemerotequear a ratos libres encuentra que

Chueca Goitia será enterrado en la catedral de la Almudena
(El País 1/11/2004 Edición impresa)

y concluye que, una de tres:

I.- Para el redactor de El Mundo, Chueca Goitia no debe ser considerado persona.

II.- Algunos redactores de El Mundo escriben “de oído”.

III.- La doctrina que mantiene que la “realidad nunca puede estropear un gran titular” ya no sólo está presente en las primeras páginas del mencionado diario sino que poco a poco va corrompiendo toda la paginación. Pedro José está creando una escuela muy peligrosa.

Nepión

6.7.06

De la catedral de Mejorada

Mejorada del Campo es una localidad cercana a la capital de las Españas poblada por unos 20.000 habitantes (varios millones, si aplicamos las fórmulas de conteo de la Consejería de Presidencia de la Comunidad de Madrid). De entre todos ellos, hay uno que ha alcanzado un cierto grado de popularidad gracias a la tarea a la que se viene dedicando durante las últimas cuatro décadas: la construcción de una catedral. Tarea ésta que podría entrar en la consideración de ejemplar de no ser por un nimio detalle: la edificación carece de proyecto técnico y, por ende, de cualquier tipo de permiso, licencia, autorización, certificado o cédula expedido por cualquiera de las posibles autoridades, competentes o incompetentes, en todo lo que se refiera a la edificación en suelo, urbano o no.

El catedralífice mejoreño no es hombre de grandes posibles, cuanto menos al saber de las grandes revistas especializadas en los ránquines de las mayores fortunas, y pese a ello, los costes de la construcción los abona de su propio peculio, por lo que no es arriesgado pensar que a la hora de comprar las argamasas, ladrillos y demás zarandajas con las que erigir su obra, anda mirando el eurillo para estirar los fondos lo más posible. Utiliza también, así lo declara él mismo, “tanto objetos de la vida diaria como materiales desechados por las constructoras y por una fábrica de ladrillos cercana”. Vamos, materiales de desecho.

Y a todo esto, las autoridades urbanísticas (municipales, autonómicas, nacionales o, incluso, internacionales) guardando mutismo. ¿Qué ocurriría, me asalta la duda, si al tal Justo en vez de una catedral, hubiéresele pasado por el magín la construcción de una macrodiscoteca? ¿o un chalete-palacio al estilo de las mansiones hollywoodianas que de cuando en vez aparecen en el Hola y demás prensa cardiaca?

Con toda probabilidad, los munícipes, hubieran desplegado una horda de agentes de la autoridad dando escolta a diversas cuadrillas de operarios pertrechados para la demolición inmediata en cumplimiento de las diversas leyes que a la construcción de edificios existen en el ordenamiento vigente, que las leyes se hacen para ser cumplidas, coñe, y al tomar posesión de sus cargos, los jerifaltes prestan juramento solemne de cumplirlas y hacerlas cumplir.
Entre tanto, la catedral mejoreña se ha convertido en atractivo para decenas de visitantes semanales. Uno se pregunta por la reacción de los jerifaltes si, un día -quiera el cielo que no ocurra-, la providencia deja de impedir que parte de las barbacanas, medianeras, contrafuertes o mampuestos caigan a tierra con la crujía repleta de curiosos. Todo serán jeremiadas y sollozos, mezcladas con acusaciones de imprudencias varias arrojadas sobre la memoria del catedralífice. Y las autoridades negligentes buscarán la reelección al amparo de la visita de los medios destacados a cubrir la posible tragedia. Seguro que abren una comisión para investigar el suceso.

Nepión

26.6.06

Prensa sorprendente III

Ante el pertinaz ataque de pereza que últimamente asola por estos lares, no creo sea mala idea intentar recuperar una pretensión que iba cayendo en el olvido: Cosas con las que nos (me) sorprende la prensa. Empezamos por PRnoticias, un boletín sobre el mundo de la comunicación:

Los redactores jefes opinan sobre el material enviado por los gabinetes de prensa
El 85% de las notas de prensa son 'in-publicables'



Casi toda la prensa nacional anda plagada de informaciones que fusilan notas de prensa y despachos de agencia, muchas de las veces sin siquiera mencionar el origen de la información publicada. Si esta pléyade es inpublicable, a decir de los responsables, ¿por qué lo hacen?
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Y seguimos con PRnoticias, que da bastante juego:
Gran negocio para los periódicos, sí, pero ¿para la Universidad? El mensaje que le mandan a los futuros estudiantes es: “Estudia en la pública que sale más barato y tampoco te sirve para nada. Luego haces el Master y, si pagas, tienes curro”. Pues eso.
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Nadie puede negar que, durante los últimos años, el movimiento ecologista ha hecho grandes aportaciones a la vida social, pero a juzgar por lo visto esta mañana:
Parece que se preocupan más de los equinos que de las “personas humanas” que puedan estar ganándose el pan a la intemperie, por poner un ejemplo, abriendo zanjas para las canalizaciones de telefónica o, mismamente, conduciendo el carricoche. ¿O es que en Sevilla el pleno sol sólo afecta a los caballos?
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Casi todos los periódicos se hacían eco de la primera demanda de separación entre homosexuales.
Ya sólo falta que aparezcan las noticias de la primera adopción y la primera denuncia de malos tratos. A ver si así nos empezamos a dar cuenta que la gente normal es gente normal, independientemente de con quién le guste acostarse.
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Como si el Alcalde de Móstoles se hubiera reencarnado en ella, la presidenta de la Comunidad de Madrid ha llamado a los madrileños a la defensa del honor patrio. “Madrileños, la patria está en peligro, corred todos a salvarla”.
Lo que a algunos nos despierta las dudas es a quién considera Espe el enemigo, ¿a la escuadra francesa o a la armada polanquiana?
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La actualidad internacional no siempre se centra en lo que pasa en Oriente Medio o donde los Estados Unidos ponen el punto de mira. A veces, muy pocas, nos llegan noticias de lugares remotos.
Lógicamente, la falta de costumbre nos hace abalanzarnos sobre la enciclopedia para saber de dónde nos hablan. Pese a la Espasa aún surgen dudas. ¿Cómo se llaman los habitantes de Timor? ¿Timoratos?
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Nepión

25.6.06

Reflexiones poco importantes XXII

Antes de que el ardor guerrero vibre en nuestras voces, y de que se nos hinche (de henchir) el corazón de amor patrio, que quede claro que tampoco se va a romper España si, esta vez, tampoco pasamos de cuartos. Y, por cierto, van pasando los días y en las noticias sigue sin aparecer el asomo de una grieta de esas con las que nos han intentado asustar a lo largo del invierno.
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Y, por cierto, hablando de corazones henchidos de amor patrio, qué mejor muestra que la del ex presidente Chemari, renunciando a los monumentales emolumentos que le proporcionaría su puesto de consejero en News Corp por seguir sirviendo a la patria desde el Consejo de Estado. ¡Ahh! ¿Qué donde ha dimitido es en el consejo de Estado? ¡Quién lo iba a decir! Con lo patriota que parecía.
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Cuentan de forma apócrifa que al actor Dani DeVito, cuando se disponía a abandonar Madrid tras unos días promocionando alguna de las películas en las que ha intervenido, le preguntaron por su opinión por la ciudad que estaba a punto de abandonar. Muy bonita, respondió, espero que encuentren pronto el tesoro que andan buscando. A vistas del estado actual de la villa capital, empiezo a tener una idea clara el significado de la palabra codicia.
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José Martí

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¡Qué cosas se aprenden gracias a la informática! ¿Quién nos iba a decir que, en la India, un murciélago puede ser feliz con una dieta consistente exclusivamente en cardillo y kiwis?
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Curiosas matemáticas: Si 2.569.268 ciudadanos (cifras oficiales, verificables y verificadas) participan en un referendum, el gobierno no debe tener en cuenta esos datos. Si 256.926 ciudadanos (poco más o menos , aunque los organizadores hablen de varios millones) salen a la calle para protestar, el gobierno ha de hacerles caso. Encima dicen que si los infantes actuales no tienen formación suficiente, es por culpa de la ESO. ¿Sabe alguien cuál era el plan de estudios cuando a Mariano le regalaron el aprobado en matemáticas?
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Nepión

18.6.06

De los puntos carnéticos

Recién hace no más unos días me ha escrito el director general de Tráfico para explicarme la cosa esta del carnet por puntos. Y no sólo a mi. Me sospecho que nos ha mandado el mismo panfleto a buena parte de los españolitos, independientemente de que seamos o no poseedores del correspondiente carnet de conducir. Que digo yo que podía haberse esforzado un poco y mandar el prospectillo solamente a los conductores. Acaso se hubiera ahorrado unos eurillos pero eso a quién le importa cuando se dispara con pólvora del rey.

Independientemente de las explicaciones sobre los motivos que ocasionaran la pérdida de puntos y de lo que nos puede costar la recuperación de éstos, llama poderosamente la atención el anuncio de que, a partir del próxima mes, en la página web de la dirección general de tráfico se podrá consultar el saldo de puntos con sólo introducir el número del permiso de conducir. Esto es, se mete uno en la susodicha web, introduce su número de DNI, que coincide con el del permiso y, voi la, el haber de puntillos. Simple y sencillísimo.

Tan sencillo, que cualquiera que lo desee puede consultar, desde el anonimato, el historial infractor de cualquier ciudadano. Vamos que si, por poner un suponer, un padre celoso de las compañías de su hija puede, con muy poco esfuerzo, saber si ese que la pretende fue sancionado en algún momento por correr en demasía, o si un ciudadano que pretende ser candidato a un puesto de oficial administrativo cuenta en su historial con una multa por exceso de alcohol en sangre todo porque le hicieron soplar a la salida de la boda de su prima Cunegunda.
O lo que es lo mismo, informaciones que sólo deberían competer a un ciudadano, por estas cosas de la técnica, pueden ser de dominio público. No sé por qué, pero me dá que la Agencia de Protección de Datos, que tan diligente se muestra en ocasiones, acaso debiera ponerse sobre el asunto. Lo mismo, hasta impiden la entrada en vigor de los puñeteros puntos hasta que se resuelva el tema de la privacidad.
Nepión

14.6.06

De los leves gozos

Tiempo atrás reconocí que me tenía que hacer mirar los miedos. No es que fueran cosa patológica, pero me ahorraría alguna que otra carrera. Escribí de los cotidianos temores que impiden, verbi gratia, regodearse en la micción en públicos excusados. No caí entonces en cuenta en que, de la misma forma que vivimos asediados por las fobias, en derredor nuestro pululan también cientos de filias. Semanas atrás encontré una dilatada retahíla de las causas por las que algunas personas y varias docenas de humanos consiguen encender la libido, propia o ajena. El día que la apetencia supere a la pereza compartiré con ustedes tan interesante descubrimiento, de forma que sepamos de lo que nos habla quien nos mente una partenofilia, la ligerastia, el ondinismo o las cronofilias, que como decía ‘El Guerra’: "Hay gente p’a to’o". Mas todo se andará. que no es momento, coyuntura o sazón para meterse en prolijas zarandajas de índole concupiscente.

Cienes y cienes, qué digo, millares de cienes de pequeños placeres cuasi cotidianos, retoñan timoratos esperando ser descubiertos con el sólo fin de alegrarnos la mañana o, incluso, la semana entera. ¿Qué decir cuando en esa calurosa noche agosteña, medio despierta uno y, dando vuelta a la almohada, encuentra placentera tibieza? Probablemente sólo sea comparable al cálido tacto de las noches invernales en las que uno mismo (o acaso una madre) acordose de colocar el pijama cerca de la calefacción.

¿No es acaso wonderfulérrimo cuando, entre higos y brevas, en ese momento en que nos ataca el orden, encontramos un ajado y vetusto hebdomadario en el que tras ojear y hojear hayamos el recóndito motivo por el que, años ha, decidimos guardarlo? ¿Es eso rejuvenecer?

¿Y ese dulce placer pseudoinfantil consistente en aproximar levemente un terrón al café y ver que poco a poco va perdiendo la blancura, tiñéndose grano a grano? ¿He sido tal vez el único que, apenas estrenada la segunda decena de la vida, se sentía en la gloria cada vez que lograba llegar al semáforo antes que el señor del pantalón marino o la señora de falda florida hicieran lo propio?

A veces llegué a pensar que uno de los precios a pagar para alcanzar la madurez consistía en trocar esos leves placeres casi diarios por orgasmos esporádicos, pero, ¡quía!, hoy mismo he conseguido llegar a la otra acera apenas terminaba de parpadear el señorito luminoso, he estrenado un cuaderno lleno de hojas blancas y lisas, ha sonado mi despertador y aún me quedaba una hora para seguir durmiendo y, por si fuera poco, alguien cuyo criterio aprecio ha alabado mi trabajo sin saber que yo era el autor.
O los placeres subsisten, o aun requiero de muchos años para la maduración. Ni que fuera un buen tinto de crianza.

Nepión

8.6.06

Reflexiones poco importantes XXI

Esta tarde dará comienzo el Campeonato Mundial de Fútbol, no creo que quede nadie sin saberlo. Por si me pillaba una de esas encuestas que siempre se hacen en los días previos a este tipo de acontecimientos, hace unos días que decidí mirar la lista de seleccionados y me atrevo a vaticinar un pobre resultado para el combinado hispano. ¿El motivo?. Leo unos cuantos nombres: Reyes, Reina, Torres, Casillas… ¡A qué van a jugar! ¿al fútbol o al ajedrez?

***

Hace unos días Popular tv, una cadena local de televisión propiedad de la jerarquía eclesiástica, denunciaba que últimamente sus emisiones analógicas estaban saliendo al aire de forma entrecortada y se mezclaban con escenas de “pornografía y de quiromantes, pertenecientes a un canal extranjero” y que iban a pedir el amparo a la Comunidad de Madrid para evitar estas interferencias. Por partes. Sin tener muchos conocimientos técnicos algo me dice que es harto complicado que la señal analógica de un canal “extranjero” se ‘cuele’ en la frecuencia que usa Popular. Vamos, que lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible. Otrosí, jodido veo que un quiromante pueda trabajar como tal en una televisión, por muy extranjera que sea, que ya me contarán cómo puede ver las rayas de las manos del consultante. Otrotambién. Doña Espe (esa que en marzo del año pasado cascó millón y medio de euretes de multa a los propietarios de la Torre de Valencia, por permitir la instalación de antenas emisoras de televisión en su azotea, y que mandó cerrar más de 20 emisoras de televisión y otras treinta de radio “porque emitían sin licencia”), va a dejar sin sanción a Popular, una emisora de televisión que tiene permiso para la emisión digital pero que, según confiesan, también emiten en forma analógica.

***
Desde las filas peperas, hace tiempo que se clama contra las llamadas “conversaciones de paz” alegando, entre otras cosas, que entre las exigencias de los terroristas está la incorporación de Navarra al País Vasco. De cuando en vez alguien debería decirle a los populares que harían bien en repasar la Constitución. La del 78. Esa que está en vigor y que siempre se muestran tan reacios a modificar. Esa en la que en la cuarta disposición transitoria se puede leer:


1.- En el caso de Navarra, y a efectos de su incorporación al Consejo General Vasco o al régimen autonómico vasco que le sustituya, en lugar de lo que establece el artículo 143 de la Constitución, la iniciativa corresponde al Órgano Foral competente, el cual adoptará su decisión por mayoría de los miembros que lo componen. Para la validez de dicha iniciativa será preciso, además, que la decisión del Órgano Foral competente sea ratificada por referéndum expresamente convocado al efecto, y aprobado por mayoría de los votos válidos emitidos.
***

No sé por qué, pero desde hace unos días tengo un sonsonete rondando por la cabeza. Será que entre lo del Mundial y los últimos follones del ciclismo, algo me recuerda la letra de la canción de un anuncio de mi infancia:

Lo toma el futbolista
para entrar goles.
También lo toman
los buenos nadadores.
Si lo toma el ciclista
es el amo de la pista,
Y si es el boxeador,
pum, pum,
golpea que es un primor.

Y no. Cuando yo era pequeño, de EPO no había publicidad.

***

Nepión

30.5.06

De los buitres carroñeros

Quienes algo me conocen, bien sea de cuerpo presente, bien de leídas las presentes, saben de seguro que una de las pocas cosas de las que suelo enorgullecerme es de llevar una buena purrela de años ejerciendo de juntaletras, de correveidile de los aconteceres. Más ello no quita de que en ocasiones, como la presente por ejemplo y sin ir más lejos, al suelo se me vaya la cara de vergüenza viendo el comportamiento de los colegas. De algunos colegas, que como me dicen de cuando en vez, en ocasiones puedo ser asquerosamente ecuánime. Aunque solo en ocasiones.

Anda estos días la profesión en un sinvivir por eso de que una tonadillera de renombre, tronío y voz está en un sinvivir. Vale que buena parte de la ciudadanía ande preocupada por su salud. Vale que la labor del periodista incluya eso de anticiparse a la noticia. Puedo aceptar, incluso, que la señora (y muchas más la parentela), muchas veces, haya acopiado sus buenos dineros a costa de vender sus privacidades. Pero estarán conmigo en que algunas cosas tienen que tener un límite.

Que no creo yo que sea plato de gusto desayunarse, comer y cenar con las visión de tropetecientos enviados especiales a la puerta de la casa de la Jurado. Tropetecientos enviados especiales que apenas tienen novedad (esto es: noticia) que ofrecer. Que con tropetecientos enviados especiales a las puertas, cualquier exclusiva está más que jodida, porque la noticia la darán todos al unísono.

Más que enviados especiales, y sé que no soy el único al que se le aparece la imagen, parecen los buitres de las películas del Oeste, marcando con su vuelo circular la presencia de la muerte. Lejos de mi intención llamarle buitres a los pobres, plumillas y foteros, obligados a la guardia, que no está la profesión para tirar a la basura un contrato idem (si es que contrato tienen los chicos de Europa, de Korpa de las teles o del cuché aparcados en la puerta). El buitrerío, para mayor escarnio, pasa las tardes al amor del aire acondicionado, y alternan mañanas y noches por las tertulias televisivas, llevándose buenos dineros por decir poco menos que nada del estado de la enferma.

Pero más me asombra aún, saber que los curritos de alguna de las empresas cercanas a la casa de la cantante, apenas apuran un bocata a la hora de la comida para ir a pasar la hora que les da el convenio a las puertas de la villa.

Vergüenza me dan los carroñeros. Con o sin carnet de prensa en la cartera.

Nepión

28.5.06

La mala educación

Sabido es que abomino de las multitudes. Años ha que los pies no me llevan a ningún espectáculo de masas, que soy usuario del transporte privado por las aglomeraciones que caracterizan los diferentes tipos que de público son. No solamente por las múltiples sonseras que en éstos pueden escucharse, ni por la magia de convertirme en guarro pasivo por mor de la poca higiene de algunos de los conviajeros. También me repele, y en sumo grado, la ola de zafiedad que nos invade.

¿Do quedaron las buenas formas? ¿do las maneras? ¿Qué fue de aquello que la abuela llamaba simplemente urbanidad?

Que no se trata de que hayamos de salir a la calle los varones cubiertos, o que al pedir el menú del día, pidamos que nos cambien el cubierto para atacar en plena ortodoxia unos filetillos del capitán Pescanova. Pero no es cosa tampoco que el macarra del ibiza tuneado que se para al lado en el semáforo inunde mi auditorio con el chunda de su bacalao.

Si una moza ha de parar un taxi, no precisa llevarse los dedos a los labios y proferir un pitido atronador. Baste con que levante levemente la mano, apenas doblando por el codo, y extender dos dedos para que el vehículo se detenga. Que pueda ser motivo de alegría que el equipo por el que uno comparte los sentimientos, alce la copa en triunfo después de largos años de espera. Mas no es ello causa que justifique el afán por trepar a las fuentes, vociferar en grupo o recorrer las calles a ritmo de bocina mal afinada.

Que una cosa es sentirse muy cool y vestir casual, y otra muy diferente taparse con andrajos desflecados, por muy de Custo que sean. Lo mismo que proclamar por las cuatro esquinas la tendencia sexual de cada quien. ¡Un comino lo que me importa! ¿Hágole yo partícipe de la densidad de mis heces matinales? Pues entonces métase su intimidad por la retambufla.
Años ha, en mi infancia, recuerdo una pertinaz campaña publicitaria. A fuer de ser sinceros, lo que recuerdo perfectamente era el eslogan de aquella campaña: “piense en los demás”. Se me oscurece la memoria al tratar de evocar qué entidad era la que firmaba esa campaña. Una lástima, porque vería de buen grado que por teles, radios o revistas la entidad que fuere tomara el lema como base desde la que poner freno a la ola de zafiedad que nos invade.

Nepión

22.5.06

Trabajar en tercer grado

Extracto del capítulo 13 de la novela inédita “El Diario Imaginario”
(Título provisional)
Una de las ventajas de la condición de letrado del editor de aquel diario en cuya lista de empleados figuré durante un tiempo, consiste en la variedad de oficios de los clientes de su despacho profesional. Por su condición de penalista, el editor recibía en su despacho gentes de todo tipo y condición, a los que las más variadas circunstancias les han podido llevar a comparecer ante un tribunal de Justicia. Gracias a los archivos de su bufete, el editor de aquel diario disponía de una amplia base de datos de personal capaz, al menos en lo puramente teórico, de trabajar en los más variados puestos.
Cualesquiera de los diarios que se editan en el orbe (con la situación de la llamada guerra mediática a ver quien es el gallito que llama mundo al mundo o país al país), incluyendo al diario protagonista de esta historia, se nutre de multitud de profesionales de los más diversos campos. No solamente redactores, maquetadores y fotógrafos. Para poder cumplir cada día con su cita con los lectores, aunque éstos sean muy pocos, es imprescindible el trabajo de muchos otros. Personal de administración, limpieza, telefonistas, publicitarios, mensajeros, informáticos, recaderos, secretarias, economistas, filmadores, distribuidores, personal de rotativas, mecánicos, conductores... En definitiva, una larga lista de profesionales de todas las ramas. Hombres y mujeres, cuya aportación individual es fundamental para el funcionamiento del diario.
Por lo que se refiere al "otro personal" que prestaba sus servicios en aquel diario, circularon diversos rumores sobre oscuros pretéritos pasados tras alguna de las rejas de los penales españoles. Los califico como oscuras, por el hecho de haber estado "a la sombra", en el talego).
Se decía, por ejemplo, que uno de los muchos vigilantes nocturnos que cuidaban de la primera sede del diario, tenía tras de sí una condena por violación, de la que se encontraba cumpliendo la última parte, y por ello disfrutaba del "tercer grado". Hasta donde alcanzan mis conocimientos en materia de derecho penal (que es más bien tirando a poco, lo reconozco) creo tener entendido que al alcanzar el tercer grado en el cumplimiento de una condena, el convicto puede disfrutar de una plena condición de libertad, siempre y cuando pueda demostrar que dispone de un trabajo legal y honrado que le garantice una existencia digna.
Si bien esta historia (como tiempo después pude comprobar, era más falsa que un billete de doce euros, pues su punición no había sido por un delito de violación sino por dos de tentativa de asesinato) lo cierto es que las redactoras recibieron en reiteradas ocasiones, instrucciones bien precisas para que no abandonaran jamás la sede de la redacción en solitario. Siempre debían salir en grupo, y a ser posible acompañadas de un varón (evidentemente, aunque las instrucciones no lo especificaban se sobreentendía que el varón acompañante no debía ser el propio vigilante).
La gran ventaja, decía al comienzo de este apartado, de la condición de letrado del editor no era tanto la gran base de datos con la que contaba. Su gran ventaja, y muy bien aprovechada, consistía en poder disponer de empleados fieles y duraderos sin coste alguno. Si alguno de ellos quisiera dejar su trabajo, se encontraría con su inmediato reingreso en prisión al no poder presentar un trabajo legal (incumpliría pues la condición fundamental que se le impuso al concederle dicho tercer grado). Por otra parte, si lo que pretendiere fuera renunciar a su abogado, a más de perder con ello el puesto de trabajo (y por ende volver a ser en-trenado), conociendo el espíritu vengativo y rencoroso del editor, probablemente éste extraviara algún documento fundamental para conseguir cualquier mejora en la situación del ex cliente. Así la dicotomía de los ex presidiarios empleados en aquel diario era bien simple: Trabajo sin cobrar o regreso a la cárcel. Elección obvia (aunque alguno estuvo tentado de volver a chirona).
Nota: La utilización de la palabra "letrado" en referencia al personaje del editor de este diario, debe interpretarse única y exclusivamente bajo la sexta de las acepciones que se recogen en el Diccionario de la Real academia. En ese lugar nos encontramos la palabra letrado definida como (sic) "abogado, licenciado en derecho". Conociendo al personaje referido bajo ese apelativo, si, por un casual, el lector quisiera darle otra de las cinco primeras interpretaciones, probablemente descubrirá una ironía mucho más sutil, probablemente hasta cómica, pero alejada, aunque no demasiado, de la intención del escribano.
¿Alguien se atreve a adivinar el nombre del iletrado editor?
Nepión

17.5.06

De la prensa taurina

Confieso que no se me puede poner como ejemplo de aficionado taurino. En mis tropentaitantos años de vida, habré pisado la Monumental apenas una docena de veces. Y otra escasa el resto de los cosos que en el mundo son. Tampoco es que me pirre cuando cualquiera de las televisiones ofrece una corrida. De toros.

Leo con cierta desazón en la bitácora de Arsenio Escolar, que el diario gratuito que, según el denostado EGM, acapara más lectores, tras haber recibido unos 500 mensajes, toma la decisión de dar “muy poca información taurina, y sólo cuando sea muy relevante”.

Vamos, que casi dos millones y medio de lectores se quedan sin información taurina sólo porque así se han pronunciado unos cuatrocientos (descartaremos las de aquellos que votaron a favor de la información taurina). ¡Jodida democracia mal entendida!

Menciona don Arsenio, quien tiene mi admiración y respeto en muchos otros asuntos, que publicar información taurina supone promocionar lo que muchos lectores considera “un espectáculo salvaje”. Como si las salvajadas que a lo largo del día se cometen por el mundo fueran responsabilidad de quienes tienen el oficio y, por ende, la obligación, de contarlas.
Dar pábulo a ese sofisma sería defender que, por ejemplo, Jon Sistiaga deba comparecer ante el Tribunal de La Haya acusado de crímenes contra la humanidad sólo por haber sido corresponsal en varias guerras, (que no me negarán los lectores que una guerra es una salvajada mayúscula); o que cada fin de semana, al hacer balance de las víctimas de la carretera, el director del medio que esto cuente deba ser procesado por conducción temeraria.
Otra cosa es que, dentro de los géneros periodísticos, la información taurina requiera de una especialización tal que no se le pueda encargar a un becario, cosa que por otra parte suele ser norma en muchos medios cuando se refiere a otras secciones. La tradición exige un conocimiento tan exhaustivo, no solo de la esencia de la fiesta, sino también del argot taurino, que apenas un pequeño manojo de profesionales de esto de escribir, son capaces de hacerlo en condiciones.
Confieso mi debilidad por las crónicas taurinas. Las que escribieron Joaquín Vidal o el maestro Zabala. Las que cuentan Moncholi, cuando le corre la tauromaquia por la pantalla, o Molés. Las de Juan Posada o Barquerito. Especialmente las de Barquerito, porque no hay nada mejor que escribir con corrección de lo que se ama con pasión.
Don Arsenio se lo pierde. Pero hay grandes periodistas en lo taurino. Y algunos tienen mucho que enseñar.
Nepión

14.5.06

El día que no regalamos el vídeo

En el oficio de juntaletras, no es extraño que la impresora de la Seguridad Social agote la tinta cada vez que uno se acerca a pedir una certificación de la vida laboral. Entre los periódicos y revistas que, cada año, reducen plantilla, regulan empleo o, simplemente cierran, no queda más remedio que tener siempre el hatillo preparado para buscarse las habichuelas en un pesebre nuevo. En mi constante trashumar de pesebre en pesebre, hace tiempo que fui a caer en la plantilla de un más que agonizante diario madrileño. El Ya. El que fuera buque insignia de la escuadra mediática de la Conferencia Episcopal hispana, se debatía entre la agonía y la muerte allá por los finales de los 90 por mor, fundamentalmente de las pésimas gestiones de los sucesivos editores que se hicieron con la mítica cabecera. Precisamente el último de éstos, era detenido el viernes tras protagonizar otro episodio sainetesco.
En aquel lejano 98 una línea en mi vida laboral recuerda mi paso por el mencionado diario. Eran los tiempos en los que los servicios de correos y mensajerías entregaban día sí, día también, decenas de paquetes en redacciones y domicilios particulares, paquetes que contenían una cinta de vídeo con unas imagen de pésima calidad y peor gusto, acompañada de una carta que explicaba, entre otras cosas, el curriculum del protagonista masculino que aparecía en la cinta. En radios y televisiones eran frecuentes las alusiones a ese vídeo. Desde Javier Sardá, en cuyo programa, de vez en vez se hacían veladas alusiones, hasta la Campos, quien en un remedo del patio comunal que por entonces simulaba en su programa, no pudo aguantar la carcajada cuando su contertulia, que simulaba colgar ropa en un tendedero, sacó por la ventana un rojo corpiño, parecido al que en el vídeo de marras, lucía el conocido periodista que lo protagonizaba.
Por aquel tiempo, cada noche, la portada del periódico era distribuida vía fax a decenas de medios, fundamentalmente radios y televisiones. Preparábamos el envío del fax, una noche de un sábado, sería finales de marzo, cuando la zozobra de uno de los redactores le llevó las manos a la cabeza al leer en la prueba de impresión: “Pida su vídeo con el Ya del domingo”.
Realmente, los videos que se iban a distribuir eran unas aventuras de Mortadelo y Filemón, restos de anteriores promociones efectuadas por el Ya varios años antes, pero Mario pensó que el vídeo en cuestión era el que mostraba al encorsetado director de El Mundo. Para no llevar la zozobra a los distribuidores, decidimos cambiar el mensaje de portada, advirtiendo que el vídeo era el de las aventuras animadas de los dos agentes de la T.I.A.. Sin embargo, mentes gamberras, hubo quien decidió seguir adelante con la broma y hacer una falsa portada en la que se señalaba explícitamente que el vídeo de regalo era el de Pedrojota. La verdad es que quedó una portada muy llamativa.
Alguien envió esta falsa portada a dos o tres delegaciones de El Mundo y en una de ellas, un sagaz redactor hizo saltar la voz de alarma. Rápidamente llamó a la central de Madrid, desde donde inmediatamente localizaron a Pedro José, que estaba cenando con un ministro, y le hicieron llegar la falsa portada. Pedro José movilizó a todas sus influyentes amistades hasta conseguir encontrar a quien firmara una orden judicial que impidiera la distribución del Ya antes de que llegara a los kioscos.
Pasaban de las cuatro de la madrugada cuando el iletrado Menéndez tuvo que presentarse en las puertas de la rotativa para saber por qué motivos, la policía quería secuestrar cinco mil vídeos de Mortadelo.
Nepión

11.5.06

Las esposas de los diputados

Casi al mismo tiempo que el presidente de las Cortes, después de los tres reglamentarios avisos, tres, devolvía a los corrales al diputado Martínez, después de protagonizar un más que lamentable espectáculo ante 8 diputados del PP, 11 del PSOE (juro solemnemente haber visto las imágenes, y contado las señorías presentes en el momento de iniciarse el altercado) y las cámaras de televisión, en la Asamblea madrileña, y justo cuando el portavoz de la oposición iba a comenzar uno de sus aburridos discursos, los diputados compañeros del anteriormente aludido, a excepción tan solo de los que ocupan el banco del gobierno autonómico, se alzaban con los brazos en alto al tiempo que mostraban esposas en petición de la dimisión del actual Ministro de Defensa.
Curiosa forma de protesta que probablemente varias señorías les va a traer problemas con sus lucidas esposas por culpa de, precisamente, las esposas lucidas (véase imagen). Aclaremos, que cuando se dá con las polisemias resulta enormemente complejo elaborar un discurso inteligible.
Pongamos que su señoría, (uno cualquiera de los alzados, se trata de un supuesto puramente hipotético) llega esta noche al hogar, con la satisfacción de la protesta cumplida y, al traspasar el umbral, su esposa, en lugar de recibir al prócer con parabienes y halagos, se muestra de uñas con el prohombre. Y todo por culpa de las esposas. Porque, la buena mujer, que de tonta no tiene un pelo, habrá percibido, como buena parte de la ciudadanía, que gran parte de los grilletes exhibidos por sus señorías son artículos que sólo se pueden encontrar en establecimientos, digamos, “peculiares”. ¡¿A santo de qué?! –preguntará la ofendida esposa- ¡¿has tenido que decirle a todo el mundo lo que hacemos en nuestro cuarto?! Y esta noche, el diputado, será severamente castigado: Sin disciplina.
Nepión

7.5.06

Odio de lo oído

Cada mañana al levantarme y enfrentar la mirada ante el espejo (después de reponerme de la primera impresión) casi siempre me asalta el mismo pensamiento. Una vez que consigo alejarlo de mi mente acordándome de las obligaciones laborales, me asalta entonces el convencimiento de la imperfección en el diseño del cuerpo humano. Y ello es causa y motivo de que evite, siempre que me sea posible, utilizar el transporte colectivo.
Un ser humano, cualquiera, ante una visión desagradable, siempre tiene la posibilidad de desviar la mirada, cerrar los párpados o pulsar el botón de apagado en el mando a distancia de la televisión, actividad esta que se prodiga en defecto. Pero es muy fácil dejar de ver lo que no se quiere ver, basta con no mirarlo. En el autobús, pues, uno podría evitar las visiones horripilantes si quisiera. De habitual, las evita.
Eludir el uso del sentido del gusto es aún más sencillo, si cabe. Dada la ubicación exclusiva de las papilas en la superficie lingual, para permanecer eternamente ignorante al sabor del resto de la concurrencia del vagón, basta con evitar darles lametones. Cuestión obvia porque jamás he sabido de viajero al que le hayan agredido (porque le sacudirían tremendos sopapos, con seguridad) por viajar pegándole lametadas a la concurrencia.
Si lo que no se quiere es percibir olores, se puede evitar, sencillamente, con el simple hecho de respirar por la boca. Quién no ha sido alguna vez “perfumado pasivo” habiendo de soportar los excesos fragantes de los conviajeros. La ausencia de células especializadas en la captación de aromas (y hedores) en cavidad bucal, evita la percepción de emanaciones desagradables (por otra parte abundantes en el metro, sobre todo en verano y en horas punta), Por tanto, uno podría ser usuario boquiabierto de metro sin padecer axilas ajenas.
Algo más complicado resulta lo de evitar el uso del tacto, dado que la colocación estratégica de las terminaciones nerviosas táctiles está muy repartida a lo largo y ancho de la superficie epitelial. Pese a ello, el uso del tacto no deseado se puede limitar gracias a las ropas con que nos engalanamos antes de salir del hogar.
Pero ¿qué ocurre cuando uno quiere evitar el uso del oído? ¿Qué hacer cuando los vecinos de viaje se enredan en conversaciones estúpidas a pocos centímetros de nuestros pabellones? Amigo, ese es el problema. Porque o bien se tapa las orejas con ambas manos (cosa muy difícil en cuanto se lleva una mano ocupada en el mantenimiento de la vertical agarrando una barra y la otra sujetando la prensa del día) o, lo que es mucho más efectivo, media vuelta, pulsar el timbre de parada y apearse en la primera oportunidad.
Por eso no puedo ser usuario del transporte colectivo. Si cada vez que escucho una bobada (Dios y yo sabemos que es demasiado a menudo) he de bajarme y esperar a que llegue un nuevo tren, tardaría siglos enteros en cubrir la distancia de mi casa al curro. Y si llego tarde, mi jefe (que tiene un carácter) dice que no me paga. Por eso como necesito las perras, voy a trabajar en coche. Ni más ni menos.
Nepión

5.5.06

Reflexiones poco importantes XX

Leo en (apropiándome la frase de Alba Bea) el genoma periodístico que la policía, por indicación (¿orden?, ¿mandato? ¿encargo? ¿prescripción? ¿imposición?) de la $GA€ ha actuado contra un comercio que expedía discos de vinilo y que “pirateaba este tipo de música tradicional”. Así, sin “presunto” ni nada. Quienes nos dedicamos a juntar palabras para contar los acaeceres del mundo, sabemos de sobra que, por aquello de la constitucional presunción de inocencia, hasta que no existe una sentencia, los delitos han de ser calificados como “presuntos”, “presumibles”, “supuestos”, “hipotéticos”, o cualquier otro sinónimo que se quiera emplear, a riesgo de perpetrar un posible delito de difamación si no se incluye el “presunto” de marras. Hasta un manguta pillado con las manos en la masa ha de ser etiquetado como “presunto”. El propio diario cita como origen de la noticia una nota difundida por la propia $GA€. Hay que ver lo que son estos mozos de la mafia (DRAE, tercera acepción). Por una parte amenazan con acosar judicialmente a cuantos, en su opinión particular, cometen un delito menor, pero, por otra, no dudan en saltarse las leyes cuando les pete.

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El agua es un bien escaso. Eso es lo que los grupos conservacionistas nos vienen diciendo desde hace montones de años. El alcalde de Londres ha dado con la fórmula idónea para evitar el derroche. En unas declaraciones a un rotativo de las islas, y que se han reflejado en la prensa del resto del orbe, el regidor declara que, repletos de conciencia ecológica, ni él ni su familia han descargado las cisternas del retrete durante los últimos quince meses, por no gastar. Una medida imaginativa. La mejor manera de no gastar agua, es no usándola. Algo tan absurdo como si, por ejemplo, alguna mente preclara dijera que la mejor manera de evitar los accidentes de tráfico consiste en prohibir la circulación de vehículos o que, para eludir las enfermedades venéreas, la única medida aceptable pasa por no prácticar el coíto. Pues no. ¡Hay que joderse!

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En el encuentro digital que semanalmente el vocero matinal copero (locutor en “La Mañana” de la COPE, para que no haya dudas), mantiene con sus fieles lectores de su web particular puede leerse el siguiente diálogo:

Lector: “El otro día veo que Wyoming le saca a usted en forma de muñeco elaborado digitalmente y se pone a frivolizar sobre el EGM y la ETA. ¿Lo ha visto? Hasta así tenía usted más peso y credibilidad que toda 'La Secta' unida. Saludos”.
FJL: “Gracias. Realmente la jauría progre me presta una atención que no merezco. Pero, vamos, si así sigue haciéndose millonario, adelante.”


Me consta fehacientemente que el díalogo del muñeco que menciona, es pura invención. Ahora entiendo el éxito de este pájaro. Parte de sus oyentes no saben distinguir realidad de ficción. Por eso se creen los cuentos de Federico.

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Cuando mis abuelos iban a convertirse en padres, raro era el vecino que no les animaba con aquello de que los niños nacen con un pan bajo el brazo. Sin embargo, desde que los partos tienen lugar en los hospitales, más que un pan lo que traen las criaturas es un buen montón de facturas y compromisos de pago. Para hacer frente a estos primeros gastos, a un gringo (más bien gringa, sospecho) se le ocurrió buscar en el patrocinio de su preñez la ayuda necesaria para afrontar todos los cargos de la visa que la llegada de un vástago acarrea. Dicho y hecho, durante varios meses, hasta un máximo de nueve, la gringa en cuestión era portadora de mensajes publicitarios impresos sobre su creciente barriga a cambio de unos dineros. Reconozco que el soporte publicitario puede ser el lugar ideal para algunos mensajes comerciales. Imagine la escena: Exterior, día. Playa, sobre la arena, tumbados, una joven pareja en bañador disfruta de un baño de sol. Las prominencias de la fémina indican el avanzado estado de gestación en que se encuentra. A medida que la cámara se acerca puede leerse el tatuaje que ella muestra en el abultamiento ventral: “Nosotros no usamos Durex”. Impagable.

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Hace unos días, un programa de televisión presentaba un reportaje sobre un documental estrenado recientemente, “Las Estrellas de La Línea” que narra la creación de un equipo homónimo de fútbol femenino compuesto unicamente por prostitutas del barrio guatemalteco de La Línea, una de las paupérrimas zonas de la ciudad. Sin haber visto del documental más que el resumen publicitario (eso que los modernos denominan trailer, como si fuere un vulgar camión), uno se pregunta: cuando la hinchada de las Estrellas dirige al árbitro los habituales epítetos sobre su señora madre, ¿debe tomarlos éste como insultos o como elogios?

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Nepión

25.4.06

Misión cumplida, hermano

Eran las doce y veinticinco de una noche de abril. Por los transistores en los que estaba sintonizada Radio Renascença comenzaban a sonar las primeras notas de Grandola, vila morena. Era la señal pactada. Grupos de militares del MFA (Movimento das Forças Armadas) comenzaron a tomar posiciones en diversos puntos estratégicos a lo largo de Portugal. Había comenzado el 25 de abril. Había estallado la Revolución de los claveles. Antes del alba, en las casas de dos grandes periodistas, lamentablemente ya desaparecidos, sonó el teléfono. Algunos años después, así lo contaba uno de ellos. ¿Para qué añadir más?

Misión cumplida, hermano

Por Alberto Otaño



Aquella madrugada, como casi todas por entonces, había dado con mis huesos en la cama alrededor de las cuatro. A las seis y media, el estrépito del teléfono horadó mi sesera como un estilete.
- Alberto -decía una voz también aguardentosa-, ¿tienes pasaporte?, ¿tienes coche?, ¿tienes dinero? Pues te vas a Portugal.
- ¿De vacaciones?
- No, guapo. Es que parece que ha habido un golpe de Estado.
- Estas no son horas...
- Déjate de coñas, dúchate y vente para el periódico. Antonio Gabriel ya está avisado.

A la sazón, yo andaba como enviado especial en Nuevo Diario. Estaba acostumbrado a viajar a horas intempestivas, pero nunca hubiera imaginado que algún día me quitarían los sopores de aquella manera para anunciarme una revolución en el país vecino. De modo que me eché un agua, arranqué mi viejo Renault 8 y me dirigí a la Redacción. Allí, puntual y reluciente, me esperaba Antonio con un teletipo de la agencia Efe en la mano.

- Esto es todo lo que hay.

El cable era un urgente que, lacónicamente, anunciaba que la guarnición de Santarem se había rebelado y marchaba hacia Lisboa. Amén.

De forma que, carretera y manta. Con la legaña aún pegada al ojo y el papelito de la agencia por toda información, enfilamos ruta hacia Santarem por donde Dios nos dio a entender. Mi Renault echaba humo -yo, que en mi vida había pasado de cien, iba casi a ciento treinta y aquel cacharro culeaba como una bailarina- no fuera a ser que nos cerraran la frontera.

Pues, nada. En la raya aduanera todo estaba tranquilo.
- Oiga, ¿usted sabe algo sobre una revolución?
- ¿En qué país, sinhor?
Adelante. Santarem se estaba desperezando cuando llegamos metiendo ruido. No había rastro de civiles ni de militares. Buscamos el cartel indicador hacia Lisboa.
- Habrán ido por aquí, supongo.
- Elemental, querido Otaño.

La Radio Nacional española -mi coche era una tartana pero tenía un aparato de puta madre- decía que la canción “Grandola, vila morena” había sido la contraseña para la marcha sobre la capital. Ya era un dato.

Y así, jugándonos el tipo, sorteando a los suicidas conductores portugueses, llegamos a Lisboa.
Nada. Tráfico normal. La gente, a lo suyo. Los guardias, a sus multas. Se regaban los jardines....
- Antonio, nos han engañado. Y te juro que el cabrón que nos haya sacado de la cama sin haber podido dormirla, va a llevarse dos hostias.
Gabriel estaba tan extrañado como yo, pero su retranca gallega le hacía decirme:
- Calma, vasco. Algo pasará...
Decidimos buscar el hotel más pera de la ciudad. Siempre que hay conflictos, los reporteros hacen del hotel más lujoso su cuartel general. No nos equivocamos. Allí había ya algunos periodistas como nosotros. Y tan perplejos. Alguien de nuestra embajada nos confirmó lo que decía el papelito de Efe. Que sí, que había revolución.

- Pues venga Dios y lo vea.
Alquilamos una habitación para echarnos otro agua y llamar a Madrid.
- ¿Hay muchos tiros? ¿Estáis bien?
- Y yo, en tus muertos.
Fue precisamente entonces, al colgar el auricular, cuando Antonio Gabriel tuvo la idea.
- Vamos a dar una vuelta. Aquí no hacemos nada.
Salimos del hotel ante la mirada irónica de otros colegas.
Comenzamos un paseo por las cercanías de nuestra residencia.
Nada. Un poco más lejos. Nada.
Hasta que, de pronto, el estallido. Soldados por doquier, en camiones, en blindados, a pie. Soldados con el fusil al hombro y, en la bocacha, un clavel. Cientos de claveles en cientos de fusiles. A Antonio se le dilató la pupila.
- ¡Espérame aquí!

Y se lanzó entre los militares, entre la muchedumbre. El único que disparaba algo en aquel batiburrillo era él: su Nikon echaba más humo que mi Renault. No tardó más de media hora. Exultante y sudoroso volvió a donde yo estaba.
- ¡Vámonos a Madrid! ¡Lo tengo todo!
Recogimos los bártulos. Pagamos religiosamente el habitáculo que no habíamos utilizado. Había que salir de allí cagando melodías, no fueran a cerrar las fronteras. Ya habíamos visto la revolución. Por la noche llegamos al periódico. Medio muertos. Gabriel se encerró en el laboratorio. Yo me puse a parir. A la mañana siguiente, Nuevo Diario daba la enorme exclusiva gráfica de don Antonio.
Misión cumplida, hermano.

23.4.06

Reflexiones poco importantes XIX

Cuestiones laborales me obligan, durante las últimas semanas, a practicar el sexo oral, pero también, y sobre todo, el escrito y el leído. En uno de los últimos tratados que han caído ante mis ojos, veo: “El sadomasoquismo es un juego…” ¿Quiere decir, entonces, que la violencia doméstica es equiparable a las olimpiadas? ¿dónde está el límite?

***

Tengo un compañero que va a empezar a fumar. Dice que nos envidia a los fumadores recién llegados que conozcamos más gente dentro de la empresa que él, que lleva más de un año contratado. Y es que en la terraza prácticamente nos conocemos todos. Han conseguido convertir el tabaco en una droga social.

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Una de las cuentas pendientes de la ciencia es encontrar una cura para el SIDA. Una de las cuentas pendientes de la Iglesia es declarar cuántos curas tienen SIDA.

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Un leve toque machista: Nunca intentes ligar con Esperanza, ella es la última en perderse.

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Hasta hace unas semanas, no recuerdo haber tenido noticia de algo parecido. Desde hace unas semanas, no pasa un mes sin que nos enteremos de casos parecidos. Leído en 20 minutos:
Descubren 62 nuevas especies de moluscos en una isla filipina

¿Y hasta ahora qué cojones hacían los científicos?

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Manías de los “analistas”. Al cumplirse dos años de la toma de posesión del Presidente del Gobierno, escucho y leo a algunos de habitual contertulios, referirse al “ecuador de la legislatura”. Lo más curioso es que son varios los que coinciden al predecir un más que presumible adelanto de las próximas elecciones. ¿En qué quedamos? Si hablamos de “ecuador” al cumplirse los dos primeros años, deduzco que aún quedan otros tantos por delante. Empero, si las elecciones se adelantan (y mis sospechas infundadas van en este sentido) el “ecuador” hubo de ser cruzado tiempo ha.
***
Los responsables de la DGT (Dirección General de Tráfico) repiten los errores del pasado. Tras el cierre del balance de la Semana Santa con más fallecidos que el pasado año, todavía insisten en remarcar que “el 48 % de los muertos no llevaba puesto el cinturón de seguridad” de donde se colige, por tanto, que el 52% restante llevaba bien abrochado el cinto. Esto es, en caso de accidente, muere más gente con el cinturón abrochado que sin sujeción. ¿No hay nadie que pueda enseñar a estos irresponsables a interpretar las estadísticas?
***
Al recorrer el pulverulento sendero
que separa mi morada de la lejana metrópoli,
sacude mi sesera la nostalgia del futuro.
Aún faltan dos siglos para poder volar.
(G. Aruyama. Libro III)
***
Nepión

20.4.06

A picar piedra

Siete de cada diez veces que cojo un taxi me encuentro al volante un hombre que tiene en su poder la fórmula magistral para acabar con todos los problemas sociales. Los tres restantes,… son mujeres. Y también conocen esa fórmula. Sea cual sea el problema planteado, la solución es siempre la misma: Poner a alguien a picar piedra. Que hay muchos inmigrantes (“¡¿Es que en Colombia no hay semáforos?!” brama por la ventanilla) “Yo los ponía a todos estos a picar piedra y verás que pronto se marchaban.”
Si la radio del coche (ni se te ocurra pedirle que cambie la emisora) menciona el crecimiento del índice de fracaso escolar, “A esos les ponía yo a picar piedra, y les faltaba tiempo para coger un libro.” Que aumenta la población penitenciaria: “a picar piedra en lugar de darles de comer por el morro”.
Es la fórmula mágica. Nada del carnet por puntos: “A picar piedra les ponía yo hasta que se les quitaran las ganas de coger el coche.” Por supuesto que es también la receta perfecta para terminar con el botellón, con el tráfico de drogas, y hasta con la violencia doméstica, aunque en este último caso he escuchado ciertas discrepancias sobre qué miembro de la pareja debe ser el seleccionado para machacar las piedras.
Convertir grandes rocas en guijarros le ayudaría al Madrid a ganar una Liga, disminuiría la inseguridad ciudadana, reduciría a límites inusitados las tasas de alcoholemia y, si me apuran, probablemente terminaría con el pernicioso efecto invernadero, amén de mejorar el tránsito intestinal mucho mejor que los yogures cargados del bífidus ese.
Recuerdo que incluso, hubo un taxista que pretendía poner a picar “a esos de la huelga que han venido a parar el tráfico en el centro”. Me pareció inútil tratar de explicarle que, precisamente, los de la huelga, eran los trabajadores de las canteras que querían mejorar su convenio. Que hasta quienes pican piedra quieren condiciones dignas de trabajo.
Lo que no he conseguido averiguar jamás es qué puñetas tendríamos que hacer con tanta piedra machacada.
Nepión

16.4.06

Reflexiones poco importantes XVIII

El tradicional himno republicano, el himno de Riego, fue conocido en algunas partes del suelo patrio como “la marcha del Nuncio”. Se decía que cuando se escuchaban sus primeras notas, el nuncio salía corriendo del país.

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Tradicionalmente, tal día como el pasado viernes, buena parte de amigos y conocidos recibían un escueto mensaje de 3 palabras, en conmemoración del aniversario de la II República. Al conmemorarse el septuagésimo quinto (lo escriban bien, coño), he faltado a la cita. Conscientemente. Prefiero ir buscando fecha para conmemorar el primer aniversario de la III, que me da que está un pelín más cerca cada día. ¿Partirá Ussía al exilio?

***

Con lo habitual que es analizar nuestra historia comparándola con la de los países de nuestro alrededor más próximo, y no leo que nadie haya caído en la cuenta que somos el único país del entorno que durante los últimos cinco siglos no ha mandado al patíbulo a un rey en ejercicio.

***

El artículo 56.3 de la Constitución establece que “la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”. Durante años lo hemos interpretado erróneamente como si la figura del monarca no pudiera ser sometida a críticas. Nada más lejos de la verdad. Si alguna de las actuaciones de la corona hubieren sido abiertamente criticadas, hubiera podido ejercitar su defensa. En lugar de ello, la corona y sus allegados son protagonistas de todo tipo de rumores que nunca nadie desmiente.

***

Escucho los suspiros carnales
del mocerío entusiasta que se ayunta nervioso
en la hondonada que va del regato a los tilos.
En lugar de atronar de ese modo la ribera
¿no podrían copular en silencio?
(G. Aruyama. Libro IX)


***

El nombre de Telediario solo se refiere a los de TVE. Las demás cadenas generalistas suelen bautizar sus espacios informativos con el original nombre de “informativos” sin embargo, los espectadores solemos referirnos a los informativos con el nombre de Telediario a modo de genérico.
***
Anaïs del Foss me pide que comunique a sus lectores que debido a una serie de motivos inesperados, ha tenido que tomarse un periodo de asueto. Algún día volverá con el horóscopo a cuestas, pero no ha sido capaz de precisar una fecha concreta.
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Nepión

12.4.06

Reflexiones poco importantes XVII

Listo que es el juez del Olmo. Aprovechar la Semana Santa para notificar el procesamiento de los acusados por el 11-M. ¿Interrumpirán las vacaciones los Acebes y Zaplanas o dejarán que lidien el morlaco espadas de segunda fila? ¿Preferirá Pedro José un chapuzón en su piscina balear antes que volver a tirarse a la de mochilas, relojes y presuntos confidentes? ¿Y Mariano? Su procesión debe ir por dentro.

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Leo en un tratado sobre sexo (obligaciones laborales) que entre las fantasías de algunas mujeres se encuentra, con cierta frecuencia, la de acostarse con su jefe. No consta, sin embargo, que sientan atracción especial por el masoquismo.

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Con lo preocupados que estábamos hace apenas un mes, ya nos importa un comino que el periquito estornude. Hasta la epidemia que viene. Me sé de alguno que se va a meter el tamiflú por donde amargan los pepinos.

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Cuando no son especies nuevas que se descubren, aparecen otras que se creían extinguidas. Cualquier día de estos alguien va a descubrir un dinosaurio por la calle. Hace tiempo que no sé nada de Marujita Diaz.

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En Málaga, es costumbre liberar un preso el Miércoles Santo en la procesión de Jesús el Rico. Mala cosa, con los ilustres visitantes que la penitenciaria malagueña ha recibido en los ultimos días, si llega a ser Jesús el Pobre el liberador, seguro que este año le cambiaban el apodo a golpe de talonario.

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Algunos tratados de sexo (quizá un tanto obsoletos) clasifican los orgasmos femeninos según dónde se localice el punto de excitación. Así, hablan de orgasmos vaginales, clitoridianos, anales… Sin embargo, no he encontrado tratado alguno que, en el caso masculino, mencione los orgasmos de cojones. Y haberlos, hailos.

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Dime, oh omnisciente alondra
que surcas incolume las etéreas salas,
dime sapientísima beldad de las mil miradas
¿Dónde olvide el almuerzo?
(G. Aruyama. Libro LI)
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Nepión

6.4.06

De las contradicciones patrias

Vivo en un país lleno de contradicciones. Que no digo yo que eso sea malo. Es lo que es. Por ejemplo, tenemos la Guardia Civil. Un cuerpo de seguridad que, como su propio nombre indica, es plenamente militar. Que no es que sea mejor o peor. No sólo no lo sé, sino que además lo ignoro por completo. Pero es contradictorio en su denominación.

Que el otrora director de los servicios deformantes de la televisión pública estatal intente convencernos que puede convertirse en cómico, no sólo es contradictorio. Cuando se le ve intentarlo, resulta patético.

Que los jerifaltazgos de las diferentes televisiones que en España son decidieran, no hace demasiados meses suscribir de común acuerdo un íbidem para la protección de la infancia a fin de impedir que los impúberes presencien escenas que puedan resultar lesivas para su formación y/o desarrollo, es mucho más que contradictorio. Es una sarta de palabrería que se vacía de contenidos con sólo encender el receptor televisivo. Sea la hora que sea.

Que la calma entre los grandes partidos políticos sólo se consiga cuando los tenedores de la espada de Damocles anuncian su intención de suspender las acciones violentas, mientras que cuando éstos mataban inocentes, los insultos volaban de escaño a escaño, es bastante contradictorio. Es más. Es causa y motivo de vergüenza y sonrojo.

Que la titular de la cartera de Cultura no sepa distinguir los latinajos de los dibujos animados, es contradictorio, aunque también una triste muestra de lo mal encaminados que han ido marchando los planes educativos de los últimos lustros.

Que las tropentaitantas televisiones de nuestra España plural renieguen de la emisión de los premiosanuales de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión es tan contradictorio como si, un suponer, miembros del Seprona dedicaran sus esfuerzos a la quema indiscriminada de los montes. Aunque puede que esto también haya ocurrido en un pretérito no muy lejano.

No es menos contradictorio que pretencioso que los profesionales que se dedican a la cosa del entretenimiento desde la tele, decidieran bautizar su organización profesional con el mencionado en el parágrafo anterior.

¿A quién le puede extrañar, por tanto, que la alcaldesa de la capital de la Costa del Sol vaya a pasarse los próximos meses a la sombra? Lo extraño y contradictorio es que no lo hicieran sus antecesores.
Nepión

5.4.06

Reflexiones poco importantes XVI

Para ser director en El País, parece ser necesario que el nombre de pila empiece por la letra “J”: Juan Luis Cebrián, Joaquín Estefanía, Jesús Cebeiro, Javier Moreno. Para ser director de La Razón parece ser necesario, no solo que la “J” encabece el nombre, además, parece fundamental que el primer apellido comience con “V” Joaquin Vila, José Antonio Vera, Jose Alejandro Vara. Curiosamente, para ser director en El Mundo, tambien hay que tener un nombre que empiece por "J" pero, el apellido debe empezar por "R" y terminar por "amírez". No hay más tutía. Que se lo digan a Pedro José.

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189 a favor, 154 en contra y dos abstenciones. Y el caso es que no se ha roto nada de lo que se iba a romper. ¡Alarmistas de mierda!

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¿Le gusta la televisión?
Por cada minuto que usted, amable lector, pasa sentado de la televisión viendo uno de sus canales, se está perdiendo entre 40 y 80 minutos de televisión a través de otras cadenas. No es una exageración. Echemos cuentas: Seis cadenas nacionales (laSexta ya emite desde el lunes, si lo sabré yo). Veintinosecuantas por el decodificador de lo digital. Otras veintimuchas por el satélite, sin contar las que hablan en “raro” (italiano, alemán, francés…). Una o dos autonómicas. Y locales… hay sitios donde pueden cogerse casi otras veintipico. Encima, no cuento las ventialgo del cable porque muchas están repes. Hágase a la idea de que nunca va ser capaz de verlo todo. Si aplica, además, la “Apostilla de Nepión” a la ley de Murphy, comprenderá porque hay tanta gente que reniega de la programación televisiva: “Sintonices el canal que sintonices, en otro canal siempre habrá un programa mejor que el que estás viendo”. Pura probabilidad.
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Desde el otero siento llegar por oleadas
cargadas de olivo, abedul, cipres, encina,
avellano, gramíneas, mostaza, y coniferas varias
Que no se me olvide encargar pañuelos.

(G. Aruyama. Libro II)
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En una cadena de comentarios lo suficientemente larga, siempre aparecerá un simpatizante de la red liberal criticando la reforma del estatuto catalán. Aunque el tema del artículo nada tenga que ver con ello.
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Nepión

4.4.06

De los aparatos electricos simples

Hace años, decenios incluso, cuando comenzaba a adentrarme en la mocedad, un grupo de amigos, asaz variopinto, nos congregábamos las más de las tardes en el salón del único pandillero que había podido invertir sus posibles en la emanciación. Dichoso él, si bien, era una emancipación un tanto sui generis, puesto que lo precario de sus ingresos, una vez deducido el abono de la vivienda (16.000 pesetas de las de entonces, que era un manojo considerable), apenas le llegaba para cubrir otros gastos, de modo que el pollo seguía masticando por cuenta de los progenitores y, de paso, aprovechando las visitas al pater familias, transportar la colada para entretenimento de la mater familias, que “así no sentía tanto la marcha del hijo” (morro no le faltaba, no).
Ocurrió que, con el tiempo y alguna que otra colaboración paterna en forma de llamadas, el pollo emancipado alcanzó, por fin, una paga honorable que, no solo bastaba para abonar el inquilinato, sino que dejaba restos suficientes para mejorar nivel de vida del arrendado. Pese a que el horario laboral ya no le dejaba tiempo para mover el bigote en la casa del padre, al llegar el fin de semana continuaba prodigando las visitas de hijo prodigo a fin de cumplir con el tercero (honrar padre y madre, si no recuerdo mal el Ripalda) y, de paso, aliviar los sentimientos de tristeza acarreando la consabida bolsa llena de gayumbos sucios, a la ida, o mudas limpias y almidonadas, en el viaje de vuelta.
La prosperidad del muchacho, unido a su simpar apetencia de destacar ante quien fuere, por una parte, y al descubrimiento de los pagos aplazados, de otra, provocó que en poco tiempo, su salón se convirtiera en muestrario de tienda de electrodomésticos, sección línea marrón (así, al menos quiero recordar, se denominaba el departamento donde se expedían los aparatos para el hogar que no tenían relación directa con la cocina o el lavadero: radios, televisiones…).
Una tarde, recuerdo, decidió reunir a toda la pandilla, que por entonces habia empezado a disgregarse por esas cosas de los amoríos y de los trabajos allende la urbe. Ignoro el procedimiento utilizado, pero aquella tarde volvimos a reunirnos en su casa. Al poco de llegar nos anunció, sin bombo ni platillo, cierto, que poco después de las ocho iban a traerle una macrotelevisión de nosécuantas pulgadas, amen de un vídeograbador.
Al cielo pongo por testigo que no hubo petulancia por mi parte, ni la menor intención de aguarle al anfitrión la puesta en escena, pero al escuchar sus palabras comencé una diatriba feroz contra la inutilidad de esos aparatos hipermodernos en los que se podían sintonizar más de cien canales diferentes, “cosa absurda”, dije, “porque no tenemos más que tres”, (el ‘normal’, el ‘uhacheefe’ y la recién nacida televisión autonómica). Proseguí con mi discurso contra quienes engañan a los ingénuos con elementes técnicos de “elevadísimo coste, y aun mayor inutilidad”, en lugar de mejorar la calidad de las funciones básicas que son las que se van a utilizar. “Además”, añadí poniendo mucho énfasis en mis palabras, “hay unos vídeos que te los venden diciendo que puedes programarlos con más de un año de plazo. Valiente estupidez, cuando ni siquiera sabes qué coño van a poner mañana”.
Ni que decir tiene que, rato después, cuando los técnicos desembalaban las grandes cajas y procedían a dar las explicaciones técnicas de las maravillas de los aparatos recien adquiridos, cuando iban a mencionar la posibilidad de sintonizar más de cien canales diferentes o programar una grabación con “cinco años de adelanto”, un servidor decidió ir a la cocina en busca de más hielo. Ridículos, los justos.
Muchos años después mi tamagochi, (apodo con el que siempre apelo al teléfono móvil), tiene una cámara que no he usado jamás; permite navegar por Internet, aunque no me pregunten cómo; es capaz de comunicarse con otros dispositivos por medio de rayos infrarrojos y capaz de albergar, dicen, decenas de tonos, solitonos o politonos que podría comprar con sólo marcar con el pulgar una determinada secuencia de números. Les juro que me conformaría con un tamagochi que sólo me sirviera para hablar y escuchar, sin más funciones extras. Pero no consigo encontrarlo.
Leo en la web de Telecinco que en los Estados Juntitos de la América Septentrional, que alguna compañía de telecomunicaciones tiene previsto sacar un “teléfono kosher” para los más devotos judíos:
“Los móviles "kosher" son, básicamente, teléfonos en su estado más puro: sólo permiten hacer y recibir llamadas, y están desprovistos de funciones que, a los ojos de los rabinos, pueden "distraer" al devoto.”
¿Podré pasar por judío sin necesidad de cortarme pellejo alguno?
Nepión

2.4.06

Horóscopo para esta semana

Aries
Es cierto que casi todo el mundo miente en su curriculum, especialmente cuando empieza. En su caso, si quiere encontrar trabajo, por lo menos debería indicar correctamente su nombre y el teléfono.

Tauro
Con la llegada de la primavera, el amor está en el aire que respira. El aire también está lleno de pólenes y polvos que le reavivarán la alergia, aumentarán la congestión y llenarán los ojos de lágrimas. No se olvide los pañuelos.

Géminis
Ha llegado el momento de salir de su reducido círculo y plantearse nuevos retos. Seguramente tiene usted un montón de cualidades ocultas que pueden asomar si les da oportunidad de hacerlo. Puede probar con la pintura, el salón está pidiendo a gritos un cambio.

Cáncer
Hace tiempo que viene sintiendo esa desagradable y molesta sensación parecida a un continuo pinchazo en la espalda. Hágaselo mirar no vaya a ser que le hayan apuñalado. Hoy en día no se puede uno fiar de nadie.

Leo
No importa lo apretada que sea la situación económica, en los próximos días es necesario hacer un esfuerzo para realizar una pequeña inversión. Puede tener enormes rendimientos. Al Barça, póngale un 2.

Virgo
Hay mucha gente dispuesta a darle indicaciones sobre la mejor manera de encauzar su vida. No se deje engañar. Aunque transcurran los once años que le faltan para alcanzar la mayoría de edad, ni siquiera entonces podrá hacer su santa voluntad.

Libra
Se le presentará una oportunidad magnífica para hacer un buen montón de dinero. Desconfíe y rechace la propuesta aunque pueda parecer muy fácil. La falsificación de moneda está castigada con un montón de años de cárcel.

Escorpio
Es el momento de abordar esa tarea desagradable que usted ha estado demorando durante mucho tiempo. Remánguese y póngase a la tarea. Ya no hay excusas posibles para esperar a la semana que viene para quitar el árbol de Navidad.

Sagitario
La llegada de una nueva estación siempre viene acompañada de múltiples cambios. Es el momento de cambiar de vestuario, de ambiente y, llegado el caso, de esquina. Ya va siendo hora de elegir una buena sombra para pedir limosna durante el verano.

Capricornio
La semana presenta una tendencia a poner la atención en cosas poco importantes dejando de lado aquellas que necesitarían de todo su cuidado. Mal momento por tanto para empezar un viaje por carretera. Coja el autobús, lo más que le puede pasar es que se le pase la parada

Acuario
Un miembro de familia lucha para encontrar su destino y busca en usted un signo de aprobación. Debería bastar con un simple gesto cariñoso sobre la espalda, pero los problemas financieros que indican la posición de Urano, recomiendan que no pierda de vista la cartera.

Piscis
Los compañeros de trabajo tratarán de menospreciarle esta semana. No debería permitirlo. Bastante es con que su familia y sus vecinos le consideren un don nadie.
Anaïs del Foss