Reflexiones poco importantes (III)

¿Qué extraños motivos hacen que, si la población mundial crece en proporción aritmética, el numero de gilipollas lo haga en proporción geométrica?

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Poco importa que se escriban claramente las instrucciones, siempre habrá un imbécil que entienda lo contrario. (Últimamente he conocido varios, aunque la mayoría prefieren permanecer en el anonimato).

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Gallardonofis I, alcalde de la capitalina villa hispánica, pretende eliminar de un decretazo el tradicional mercadillo de artesanía del Paseo de Recoletos, alegando que este mercadillo “provoca el caos de tráfico” tradicional de las Navidades en el centro de la ciudad”. Sospecho que el motivo sea otro, pues si tan sólo se tratara del caos circulatorio, habria que cerrar todos los centros comerciales, las salas de espectáculos y, especialmente, cancelar definitivamente las obras que se prodigan por doquiera que uno vaya. Acaso pueda ser que Gallardonofis quiera ganarse para la historia el apelativo de “El Caótico”. Sea.

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¿A quién se le ocurrió la longitud de los pre-cortes del papel higiénico? O dicho de otra manera, ¿por qué esa longitud inapropiada? Porque un solo fragmento es corto hasta para sonarse las narices. Con dos llega para la nariz, pero no es asaz para la hez residual.

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Pueden tus manos tapar el sol,
tus ojos cegar la mirada;
pero no impediras que las ninfas
anuden su pelo con lirios de aquel alumbradas
(G. Aruyama, Libro LIX)

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“Hay dos tipos de muerte”, me dijo una vez Pakito Grillo, “la que se produce cuando la vida abandona un cuerpo, y la de aquellos allegados a ti que, por diversas causas, con el tiempo van desapareciendo de tu vida. Hay veces en las que estos 'muertos', pueden resucitar.” Recientemente he comprobado que, en esta segunda vía, tambien se pueden cometer asesinatos.

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Nepión