Casi en silencio. Como si una palabra, dicha o esctrita, pudiera molestar. Ayer se nos fue el maestro Mena, uno de los grandes del Humor Gráfico hispano. “Padre” del inocente y cándido Cándido del ABC, y de tantas y tantas viñetas desgranadas semana tras semana en Semana.
Con Mena coincidí en dos publicaciones, y si bien crucé con él apenas un puñado de palabras más que las que pudieron aparecer en sus chistes de todo un año, jamás dejé de admirar la inocencia de su trazo, la ternura de su humor. Esa ingenuidad casi infantil capaz de arrancar una sonrisa, puede que de media comisura, puede, pero siempre, siempre una sonrisa.
Mañana al hojear el ABC (o probablemente dentro de varios días, pues me consta que el maestro siempre entregaba viñetas suficientes para cubrir vasios días por adelantado) inconsciente buscaré la página donde está el crucigrama y me faltará Cándido. Entonces, es probable que una triste e imprudente lágrima me baje por la mejilla. De momento, hoy, quisiera brindarle una leve sonrisa. La mía. Y espero que también la suya, amable lector.
Nepión
1 comentario:
La verdad es que a mi no me gustaban esos dibujitos de Mena. Era algo así como amor-odio. Mi padre compraba el ABC y yo siempre acababa leyendo la tira de Mena, aunque no me gustara mucho, lo que le convirtió en un personaje para mi entrañable.
Publicar un comentario