3.11.05

Libros de autoayuda

Confieso que los libros son una de mis pasiones. ¿Qué le voy a hacer si soy incapaz de coger el sueño sin haber ojeado unas cuantas páginas? Esta mañana entré en una librería. Una de esas enorme, inmensa, con vendedores que saben de libros, o que saben dónde encontrarlos. Como no buscaba nada especial, en lugar de preguntar a uno de ellos, preferí deambular entre estantes leyendo lomos. Intentando imaginar qué historia se puede encontrar tras unas pocas palabras. A veces es muy sencillo. No es porque uno sea asaz sagaz. Es que en un lomo leo Viriato , y me digo: ¡Coño, una de romanos! Otras veces, la cosa se complica: El jardín de los dioses, que lejos de ser novela erótica como la primera impresión nos hace pensar a los calenturientos, es una entrañable, divertida y más que recomendable lectura familiar. Es un juego tan entretenido y simple como el de tratar de adivinar en el autobús a qué se dedican nuestros compañeros de viaje.

El periplo por la librería (que me pongo a divagar y me quedan los escritos demasiado largos) me llevó ante un estante donde erá muy fácil adivinar la temática general de los libros. Unos ejemplos: 117 maneras de vencer la timidez, Defiéndase de los bancos, Construye tu propio búnker… Efectivamente, la sección de autoayuda. Es asombroso comprobar que cada día hay más gente dispuesta a solucionar los problemas de los conciudadanos. Y más asombroso todavía, ver que hay más conciudadanos con problemas. Cuando, por lógica, el número de ciudadanos problematizados debería descender a medida que se van editando libros de autoayuda.

En los libros de autoayuda pasa como con los refranes, siempre hay uno para lo que se necesita y otro, para lo contrario: que a uno le azora el sobrepeso: 1001 dietas sin hambre, y el complemento ideal para cuando se han probado las quinientas diecisiete primeras: Vence tu anorexia (incluye un bocadillo de jamón)”. Que se está en un estado intermedio: ¿Quién se ha llevado mi queso?. Hay libros, especialmente en el sector médico, para problemas muy específicos: Convivir con el síndrome de García-Hermeneufhten (del Prof. Harold García-Hermeneufhten), Conoce tu hipófisis, Cuida tu esternocleidomastoideo, Homeopatía para pies fatigados, Sobreponerse a la ceguera de Brandt (me extraña que éste no esté en braille).

Si bien la autoayuda médica completa millares de títulos, no hay que desdeñar otros sectores, como los tratados de afirmación psicológica: Deja de ser un imbécil, Aprende a mentir como un ministro, Maledicencias y rumores, o cómo ascender en el trabajo. Ni es, en absoluto, despreciable el número de volúmenes dedicados al hogar: Electricidad sin (muchas) descargas, Cocinar y planchar al mismo tiempo, Jabones y geles: uso frecuente, Entender los manuales de instrucciones, Los enchufes al alcance de todos, Los accidentes infantiles más peligrosos, Programación de electrodomésticos Vol VII: El aire acondicionado. También hay otro montón para mejorar la vida sexual: Guia de los placeres escondidos, Detrás del punto G, El polvo y cómo eliminarlo (este debe ser del estante anterior), 69 formas de coger en el coche (edición argentina).
Prácticamente no hay problema sin libro. Para las toxicomanías y sus consecuencias: Dejar la coca y acordarse dónde, para las mascotas: Convive con los ácaros; para la incontinencia de orina: Biografía de Concha Velasco”; para mejorar las relaciones sociales, Mejora tu sarcasmo. Aunque, a veces, alguno de estos libros se quede un tanto anticuado: Mario Conde: Mi experiencia en el poder.

Salí de la librería con mi ejemplar debajo del brazo. Escribe tu propio libro en 10 días. Ahora solo tengo que encontrar un problema.
Nepión

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