El lunes empiezas curso

El lunes empiezas un curso, mi amor. Un curso que dan en el ayuntamiento. Un curso de tareas domésticas, especialmente dirigido a varones. Varones como tú. Varones que alardeáis de ayudar en casa. ¿Y qué coño es eso de ayudar? Das por sentado que la casa es cosa mía. Cómo si no se fuera buena parte de mi sueldo en la hipoteca.
No quiero que me ayudes. Quiero que vivir sea cosa de dos. No, no me basta con que pases la aspiradora el sábado. También, de vez en cuando, hay que limpiar el polvo debajo de la cama. Y de las mesillas. No, no sabes nada. Contéstame, entonces, ¿cuántos programas tiene la lavadora? ¿Cómo se limpia una escoba? ¿Con qué hay que frotar para una correcta limpieza y desinfección del baño sin rayarlo? ¿Cuánto tiempo puede mantener en el congelador un plato con legumbres? Y los huevos, ¿se pueden congelar? (los de gallina, mi vida, los de gallina) ¿Hacia dónde se cose el dobladillo de los pantalones? ¿Qué es un pespunte? ¿y un hilván? ¿Cuándo hay que llevar a Jhonatán a vacunar y de qué? ¿Cómo se llama el presidente del APA? Distingue una babilla (y no de las que se le caen a Jhonatán) de una falda (ni de esas que quieres que me ponga). ¿Por qué te pones colorado cuando en la carnicería pido un rabillo? ¿Qué sabes hacer con un nabo? (y borra esa estúpida sonrisa) ¿Qué pasa en el baño si mezclas lejía y amoniaco para limpiar la taza? ¿Cuándo es tiempo de higos? ¿o de las mandarinas? ¿Dónde está la tarjeta del veterinario? ¿Dónde guardamos las sábanas para cuando vienen tus padres a pasar las fiestas? Aprenderás también a comer yogures recién caducados, bonito, que no me gustan, es que no los vamos a tirar. Vas a aprender muchas cosas, mi amor. Así dejarás de ayudarme y, por fin, podremos vivir los dos. Ya le diré a Jhonatán que te firme las notas

Adelaida del Campo