11.10.05

Las cadenas

De vez en vez este servidor abre el correo electrónico buscando, esperanzado, alguna buena nueva. Cartas de alguna de esas personas cuyos recuerdos ha ido almacenando en el cuarto de atrás de la memoria. Más, por lo habitual, cuando terminas de eliminar las ofertas para la adquisición de los más insospechados objetos, los recordatorios de los bancos, los servicios de noticias acerca del estado de la selva amazónica, avisos de que te han correspondido once millonesd de Kuansas en un premio especial en la lotería de Zimbawe. Quedan, sólo, los mensajes de remitente conocido. Unas veces estos mailes alertan sobre los presuntos virus que amenazan con borrar la información del disco duro, mensajes avalados por organismos generalmente inexistentes, (Por ejemplo: la "Central para la represión de acciones fraudulentas" ("Office Central de Repression du banditisme")); o atribuidos falsamente a los presuntos avisos, siempre desmentidos, por las grandes empresas informáticas.
Suprimidas las alarmas, quedan las cadenas. Tan solo hoy, he recibido cuatro de estas cadenas. Mas prometo que ésta es la primera que voy a mandar:

"No rompas esta cadena. Amadeo Salsipuedes rompió la carta tras recibirla, mientras exclamaba: ¡Qué estupidez! y a los tres días recibía la visita de su suegra, encontró un segundo empleo en el que era aún más explotado de lo que permitían las leyes y las costumbres locales y, tras ser sometido a un control rutinario de alcoholemia, se descubrió embarazado de quintillizos. Florentina Céspedes, envío las trescientas ochenta y nueve copias requeridas y al cabo de tan solo una semana, encontró en un alcorque la virginidad que había perdido en un oscuro motel de carretera años atras."
"Esta cadena ha dado la vuelta al mundo en mil quinientas cuarenta y dos ocasiones, haciendo escala en lugares tan insospechados como la ermita de la Soledad del Bajo Orinoco, las ciudades de Alberta, Kuala Lumpur, Chichén Itzá y Bollullos Par del Condado (esta última, hasta cuatro veces alternas)."
"No rompas esta cadena, tu suerte está ligada a ella. Robert O. Crazyhorse había olvidado la carta en la guantera de su carro. Tuvo que aparcar a doce cuadras de su casa debido a que se disputaba la final de la Superbowl del año '52 en el estadio situado frente a su modesto apartamento. Lo peor fue que llovía y llegó a casa hecho una sopa. Al día siguiente, en la oficina el jefe le encargó que le subiera dos cafés del bar de la esquina sin darle un mísero machacante para cumplir el encargo. Al pasar junto al coche se acordó de la carta, entró en una copistería y encargó las diecisiete copias a las que la misiva hacía mención y, de forma inmediata, cambió su suerte. Al regresar al trabajo el jefe le pagó el café con un billete de 2.5 dólares U.S.A. añadiendo que podía quedarse con el cambio. 21 años después de este día, Robert pudo disfrutar de su jubilación con apenas una reducción de tan solo el 49,3% de sus ingresos. 'Siempre supe que algo agradable me tendría que suceder, al fin y al cabo mande todas las copias de la carta', declaró a la prensa local."
“No rompas esta cadena, de su continuidad depende la esperanza de trescientos doce indios piti-lines cuyo poblado puede quedar anegado en una nueva crecida del Río Komoipán. Esta cadena la inició el fraile ambrosino reformista Revdo. Padre fray Tadeo de la Zanca. Misionero en las tierras perdidas de la patagonia septentrional. Debes traducirla a otros tres idiomas (uno, al menos, que utilice una grafía no latina), y enviarla a ciento cuarenta y tres personas que vivan en, al menos diecinueve ciudades diferentes de dos continentes. La mamá de Eliancito recogió una de estas cartas justo la tarde antes de subirse a la balsa con destino a Miami y ya ves lo que le pasó. Su prima Maryleisis encontro la carta, envió ochocientas cuarenta y nueve copias y a los pocos días se convirtió en una estrella de la televisión mundial."
“Esta cadena salvará a las focas del mar de Aral si consigue dar la vuelta al mundo trescientas veces en tan solo seis horas, de tí depende. Si rompes la cadena, las fuerzas de la naturaleza se desatarán como le ocurrió a Ferdinad de la Voiture, que rompió la cadena y tropezó con una roca que había sido arrojada por la explosión del Krakatoa tres siglos atrás”
Nepión

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